viernes, 30 de abril de 2010

Tetas, o la censura en la red

Este post ha sido removido por cuestiones internas y de línea editorial. El autor del mismo manifiesta su pesar en caso de que el post en cuestión haya podido causar daño alguno a cualquier persona, sea ésta lectora del blog o ajena a él.

No dejen de leerme y de comentarme, que me nutro de sus comentarios, oigan.

jueves, 29 de abril de 2010

III Semana del audiovisual en la UJI



La Universitat Jaume I está de enhorabuena, y es que tiene el placer de celebrar la III Semana de Traducción Audiovisual. Como lo oyen. Ustedes sabrán como nadie que mi apretada agenda no me permite atender menudencias cualesquiera, pero sin embargo ayer sí asistí a una conferencia de Jorge Diaz Cintas sobre el estado de la traducción audiovisual y su mercado a día de hoy.

Hoy no les aburriré con lo que se dijo y con lo que no se dijo, ni les hablaré del anillo de pedrería del famoso traductor (cosa que merece post a parte). Como verán hoy vengo a enseñarles un video sobre lo que Diaz Cintas llama "futuro de la traducción audiovisual".

El vídeo les habrá dejado tan epatados como a mí, supongo. Porque utilizar subtítulos para vender medias no es una idea del montón, oigan, que a mí me parece una genialidad digna de mención y de algún premio de publicidad si me apuran.

A lo que iba, que Diaz Cintas planteaba que el futuro de la traducción audiovisual pasa por la hibridación de las convenciones propias con otras transgresiones y perversiones como las que ven ustedes en el vídeo.

Y yo ni frío ni calor, para qué les voy a engañar, que a mí el audiovisual me despierta simpatías y poco más; y me faltan datos para poder opinar con coherencia y cohesión.

Otro día les sigo comentando el tema y me lo preparo y esas cosas, que ahora me tengo que ir de tascas. Cosas de la vida.

martes, 27 de abril de 2010

Gamboa, Lola Gamboa


Aunque hable poco de ella, tengo que confesarles que me encanta la traducción jurídica. ¿Qué quieren que les diga? Yo la encuentro apasionante. Vale que no es la repanocha y que pocas veces es en sí misma divertida. Para mí la diversión está en el proceso, que es como hacer un crucigrama: vas desempaquetando la información hasta obtener unidades de significado sencillas y entonces las vuelves a condensar siguiendo los convencionalismos de la lengua española.

Por esa razón me he apuntado a un curso de traducción jurídica on-line los viernes por la tarde (sí, lo sé, me tiene que gustar muchísimo como para darle los viernes por la tarde, pero es que no había otro horario que me encajara). El taller-chat se imparte desde Málaga a cargo de una abogada especialista en cursos de derecho y traducción jurídica para traductores, Lola Gamboa.

Hacer un curso on-line no es moco de pavo, oigan. Para empezar porque se necesita una constancia y una dedicación que a mí me cuestan.

Este viernes pasado (en realidad hará ya como tres) tradujimos un texto muy general sobre las diferencias entre la profesión del solicitor y del barrister. Muy sencillo, para qué les voy a engañar, pero también es verdad que era un texto "de calentamiento".

De todos modos les diré que se nota que Lola, la profesora, no viene del campo de la traducción, y es que no presta tanta atención a la tipografía textual, por ejemplo, como a la efectividad de la actividad translatoria en sí; y, cuando alguna compañera del grupo propone mantener comillas a lo largo de todo el texto en solicitor y barrister Lola, políticamente correcta donde las haya, tarda unos segundos en escribir y en vez de decirle algo como:

-Vamos a ver cielo, ¿desde cuándo los extranjerismos se marcan con comillas? ¿A ti nadie te ha enseñado a usar cursivas? Nula, más que nula.

Pues en vez de decirle algo así dice:

-Mujer, igual podría funcionar, lo único es que tanta comilla por el texto puede ser engorroso de leer ¿no crees? Yo no las usaría, pero vamos, haz lo que quieras.

Si es que el acercamiento es diferente, desde el derecho, y se nota. Y la verdad es que de tanto en tanto estar con los profesionales del derecho es más que positivo para los traductores. Llámenme purista si quieren, pero a mí me pone una alumna unas comillas y le parto la boca ésa llena de dientes que tiene. Pero de todos modos se agradecen enfoques diferentes, y me refiero a los de Gamboa, no a los de la licenciada en TeI, porque a veces nos centramos en lo "lingüísticamente correcto" y nos olvidamos del mundo real. Y ahí está Gamboa, para darnos una dosis de realismo. Y me gusta.

Les dejo con una foto suya. Que la disfruten.

domingo, 25 de abril de 2010

La competencia según San Nord (sic) II


Hola otra vez. Aun con un post de por medio, aquí les traigo la segunda parte de mi vida con Nord. Si no recuerdan mal me quedé hablándoles de una conferencia que impartió Nord en la Jaume I en febrero pasado.

Como les decía, vino a hablarnos de un nuevo enfoque de sistematización de la información para estudiantes de TeI y para traductores en activo. Si les soy sincero, el sistema novedoso me pareció más utópico que otra cosa porque la cantidad de trabajo que hay que dedicarle a las fichas en cuestión es tan grande que ya me dirás tú cuándo traduciremos. Pero vamos, que como idea bienvenida sea.

Lo que me extrañó fue su noción de competencia y cómo para Nord la competencia translatoria o de transferencia es una subcompetencia de una competencia traductora global.

¿No les extraña? Yo siempre he partido de la base de que la traducción era un saber hacer (vean si no el libro gordo de la Hurtado 2001), un conocimiento operativo, de ahí que la competencia traductora fuera un conjunto de habilidades de las que necesita el traductor para hacer frente a la labor traductora.

La transferencia en sí es lo que buscamos como traductores profesionales y el éxito de esa transferencia dependerá del dominio de un conjunto de aspectos clave, a saber: aspectos lingüísticos, extralingüísticos, instrumentales o de documentación, psicofisiológicos, profesionales y traductológicos. Vamos, lo que vienen siendo las subcompetencias que propone el grupo PACTE, y de las que hablé hace un par de semanas.

De todos modos les seré sincero: yo no tengo ni idea. Mi acercamiento a la materia es puramente intuitivo: me falta base, me falta formación, me falta todo... Pero les diré algo que a estas alturas de nuestras vidas ya les habrá quedado claro. Quizá no tenga nada de eso, pero tengo body, tengo flow y tengo una sabrosura.

Aun así me pregunto: ¿cómo define Nord el concepto de competencia traductora sin pasar por la habilidad de transferencia?

No lo sé, pero les prometo que se lo averiguo.

jueves, 22 de abril de 2010

A la seño vas


No sé si saben que vivo con otros tres traductores wannabe. Bueno, está Mireia, cuya ambición es abrir una tienda de discos en Inglaterra, pero que si quisiera podría ser una traductora más que competente. Luego están Sergio y David. Si les soy sincero, echaré mucho de menos a Mireia, creo que ni ella sabe cuánto, cuando se haya ido a vivir allá. A Sergio y a David también, no se crean, pero es que a Mireia la conozco ya desde hace ocho años y me da miedo que se vaya para siempre.
Hoy vengo a hablarles de David, que ha hecho de la creación de un Colegio Oficial de Traductores e Intérpretes su cruzada personal. Es guay que haya gente con unos ideales tan claros. Yo también los tuve en su momento, créanme, antes de darme al champán y a la frivolidad más absoluta.

La cosa es que tener un Colegio de Traductores e Intérpretes sería el paso decisivo hacia la normalización y presencia pública de nuestra profesión en todos los sectores de la sociedad. No sé, a veces pienso que la gente sigue sin tener claro qué somos y qué hacemos, ¿no creen?

A través de Facebook David ha creado un grupo que cuenta con cientos de seguidores por la creación del Colegio. Y nada. Nada porque la acción, como yo le digo a David cada vez que saca el tema, no puede venir únicamente de los traductores wannabe, sino que es la profesión al conjunto la que debe luchar para conseguirlo. Todos.

Y la verdad es que la gente de arriba parece que no está muy por la labor de crear dicho Colegio. Lo que me hace preguntarme ¿Por qué? ¿Es porque ellos ya se han posicionado (y apoltronado) en el mundo de la traducción de tal modo que no necesitan luchar por la profesión en conjunto? ¿Es porque la mayoría de ellos no son verdaderos traductores sino que vienen de otras ramas del conocimiento humano? No lo sé.

Si fuera la primera opción, entonces no entiendo cómo no quieren esforzarse por el reconocimiento público de la profesión. Es genial que te vaya bien la vida, colega, pero un Colegio conllevaría mucho más que beneficio directo personal. Un Colegio supondría la erradicación del intrusismo profesional, el establecimiento de tarifas mínimas para luchar contra la competencia desleal a veces fruto de ese mismo intrusismo...

Si es la segunda opción, bueno, los estudios reglados de TeI en España son muy recientes en comparación con la traducción en sí, y muchos profesionales de la traducción se han formado en otras disciplinas para acabar ejerciendo nuestra profesión. Y estoy seguro de que lo harán genial, porque la experiencia es un grado para todo. Y digo: ¿entonces por qué no aceptar a esos traductores de facto en nuestro supuesto Colegio si pueden probar una cierta experiencia en el sector? ¿No estarían también ellos motivados de cara a la creación del Colegio?

Yo le he propuesto a David que se ponga en contacto con los organizadores del ENETI 2011 para que le dejen presentar sus ideas delante de estudiantes y profesionales de la TeI de toda España. Hay que tener una motivación enorme y unas ganas tremendas para hacer lo que David se propone a hacer. Ahora bien, les digo una cosa, si hay alguien que puede hacerlo ése es David.

Se lo prometo, y disculpen mi inocente opinión. La foto es suya, por cierto.

martes, 13 de abril de 2010

La competencia según San Nord (sic) I


Hoy he recordado el día en que conocí a Nord y he decidido contárselo. Para que después me digan que yo no soy de esos que se abren a los demás, oigan, aunque si les digo la verdad tengo una conversación pendiente con Sergio desde hace un mes. Pues eso, que un día de febrero de este mismo año estaba yo en el laboratorio de traducción en clase con Marta Renau (encore, je sais) cuando, de repente, estas palabras surcaron el aire y llegaron a mis receptores auditivos:

-Nord está aquí. Mañana dará una conferencia sobre una propuesta de sistematización de la información para estudiantes de traducción y traductores en activo. Yo la he conocido hoy, he estado charlando con ella y me ha parecido supermaja.

-Un momento, ¿Nord es una mujer? (Roberto dixit)

Y sí, efectivamente Nord era una mujer germana, de nombre Christiane y de orientación funcionalista.

Nord es una mujer inquietante, porque para empezar no sabes qué esperar de ella. Les animo a visitar su web, donde encontrarán complejos enfoques traductológicos junto a descripciones de sus nietos y demás familia. Como lo oyen. Deben de ser cosas de casarse con un teólogo y convertirse en traductora bíblica, que lo mismo me explicas cómo enfrentarme a un texto de especialidad y al segundo me sacas el ovillo y te pones a hacer calceta hablando de tus gatos...

Y que conste que no hay acritud, ni ataque, ni mofa alguna sobre Nord. Que yo la admiro mucho, ¿saben? Que yo he compartido ascensor con ella y todo. Lo digo porque algunas feminazis del mundo intentarán alegar que como es mujer caigo en la broma fácil de las tareas domésticas o los lazos familiares. A lo que yo contesto: Idos a quemar vuestros sujetadores a otra parte que yo no estoy para tonterias (es broma otra vez; hola Marta) :-)

Es imposible que caiga en ese tipo de actitud porque básicamente en mi carrera habrá como ocho chicos para cien mozas, moza arriba moza abajo. Mis profesoras son mujeres (y las admiro), la mayoría de traductólogas son mujeres (y las admiro) y, si pensara de otra forma, a estas alturas ya habría muerto lapidado.

No, si yo me permito hiperbolizar sobre el tema es porque es la misma Nord la que, en su web, saca a relucir aspectos personales, que a mí ni me va ni me viene. Nunca podría hablar de, por ejemplo, la vida personal Calzada porque ni la conozco ni me interesa: a mí me interesa su increíble labor docente, su cercanía como persona o sus líneas de investigación, nada más. Pero desde el momento en que me ofreces información de tu vida privada yo me tomo el derecho de comentarla, ¿no les parece?

Pues eso, que ya les hablo en otro post de su conferencia, que, como verán, yo soy muy del detalle aleatorio y me lío yo solo hablando, o escribiendo.

Me marco a Holanda hasta finales de semana. No me apetece nada.

Ya se lo cuento otro día

xxx

lunes, 12 de abril de 2010

Conviértete en ventilador


Para mis compañeros de casa y todos los amantes de la MT sin revisión (y gracias especiales a Aloma, a quien he robado la foto)

Los cuernos de Moisés


Hay errores de traducción que perviven en el tiempo. Haylos que son peligrosos, o que te pueden meter en la cárcel por ellos, y haylos que nos sirven como fuente inagotable de anécdotas.

La cosa es que a finales de febrero estuve en Granada con los estudiantes erasmus de la Jaume I. Inciso: últimamente hablo tanto de la Universitat que estoy por pedirles dinero y que pongan su logo en el blog. Pero bueno. A lo que iba.

Estaba yo en la Cartuja de Granada cuando, de repente, me fijé en una estatua con cuernos. La cosa es que yo no soy mucho de mirar estatuas fijamente, pero entonces recordé algo que leí en algún lugar:

En la primera traducción de la Biblia, el traductor (San Jerónimo, patrón de la profesión) tuvo un pequeño error que ha marcado la historia de todo el arte posterior. Por alguna razón que desconocemos, el traductor confundió unos rasgos afilados con la inquietante presencia de unos cuernos sobre la cabeza de Moisés. El error está en Éxodo 34:29-35. Les cuento.

En el texto, Moisés se caracteriza por tener karan ohr panav ("un rostro del que emanaban rayos de luz"), lo que San Jerónimo tradujo por cornuta esset facies sua ("su rostro era cornudo"). El error en la traducción es posible debido a que la palabra "karan" en hebreo puede significar "rayo" o "cuerno". ¿Qué tal?

La pregunta es: ¿había leído ese traductor algún apócrifo iluminador que hablara sobre la vida privada de la esposa del libertador del pueblo de Abraham en Egipto y nos lo quiso dar a entender a través de su texto? ¿Hay una conspiración a lo Robert Langdon en El Código Da Vinci?

Pues no.

Todo se debió a una competencia lingüística deficiente y a una ausencia total de revisión del TM, porque digo yo que si estoy describiendo a alguien y de repente leo que tiene cuernos, o vuelvo a leer el TO o lo interpreto como una metáfora y traduzco al respecto.

Señores, ésa es la razón por la que Europa está plagada de estatuas de un señor con cuernos; porque, díganme, a ver quién era el listo que no seguía la Biblia al pie de la letra para hacer una estatua.

Como dice Marta Renau (encore):

"Si el texto dice puta, tú pones puta; y si la Biblia dice cuernos, pues esculpes cuernos, y punto."

Piensen en mí la próxima vez que vean una estatua con cuernos.

Suyo afectísimo

domingo, 11 de abril de 2010

The Ghost Writer


Desde el cinco de enero de este año voy al cine todos los miércoles a ver una peli en versión original. A tres de abril he pasado por tres fases: la fase de voy-al-cine-para-practicar-mi-inglés, la fase de estoy-cómodo-cuando-quedo-contigo y la fase nunca-pasará-nada, en la que me encuentro en este momento. Pero bueno, eso no les interesa, así que pasaré a la acción.

Este miércoles fui a ver The Ghost Writer, una pasada de película, como se lo digo. Vayan a verla que no se arrepentirán. Palabrita del niño jesús.

La cosa es que a lo largo de la película el nombre de la misma da más problemas que otra cosa. Empecemos por el título: The Ghost Writer; en español: The Writer (epatado me hallo). La estrategia de traducción está clara:

-¡Oh Dios mío! ¡Mi público español no entiende The Ghost Writer!
-¿Cómo se dice eso en español? Mmmmm El Negro...
-¡Oh Dios mío eso es inaceptable, dejémoslo pues en inglés!
-¡Pero no se entiende!
-Pues pongamos The Writer, total, así queda superinternacional...

Como estrategia no es ni buena ni mala, miremos el ejemplo de The Carphone Warehouse y su equivalente español: The Phone House.

La cosa es que durante toda la película se hace referencia a la figura del ghost writer y, claro, la figura del negro, como el de Ana Rosa, tiene que salir por algún lado. Especialmente difícil es la doble referencia del siguiente diálogo:

-I'm just his ghost writer, you know, a ghost, a spirit., I'm everything but important in here.

-Well, being a spirit will make everything easier for you. At least you won't have to deal with all this.
-Speaking about spirits. (y le muestra su vaso vacío)


¿Qué tal?

Nos surgen dos problemas aquí. El primero es la traducción de un referente cultural que a su vez está basado en una metáfora sin equivalente directo y del que se construye un juego de palabras (ghost writer-spirit-spirit). Ahí queda eso. Y el segundo es el tipo de traducción al que nos enfrentamos y cómo el género textual, en este caso una película para subtitular, nos marca la pauta para traducir.

Mi primer intento es:

-Al fin y al cabo soy sólo su negro, mi opinión no se tiene en cuenta aquí.
-Pues sí, ser el negro es mucho más fácil. Por lo menos no tienes que involucrarte.
-Los negros también bebemos... (y le muestra su vaso vacío)

Como verán, mi intento, antes de mirar nada más, es inteligente. Y digo inteligente ya que buscar ese doble juego de palabras ha de ser la muerte, así que “plancho” uno de los dos y a la marcha. Traductores mejor dorados que yo seguro encuentran un doble equivalente. Yo nunca fui muy creativo para estas cosas.

De todos modos mi traducción tiene que descartarse porque el equivalente español de ghost writer, negro, es peyorativo y puede ofender a los negros del mundo. Así que fuera. Además, las convenciones de género acotan el número de caracteres máximo que un subtítulo acepta a 35,5 caracteres, así que habría que condensar la información por todos los lados. Cosas de la vida.

El código visual es también un problema y gordo, porque nos obliga a mencionar el alcohol subordinando así el código lingüístico al código visual. Una vez más, cosas de la vida.

Si les soy sincero no recuerdo la traducción propuesta. Recuerdo que el traductor ha intentado la ambición de mezclar ambos juegos de palabras y que la solución final no me gustó del todo. No sé.

En refinitiva, que vayan a ver la peli y ya me cuentan, que se la recomiendo, oigan.

Fumando espero


El día de San Patricio, esto es, el 17 de marzo, tuve el placerazo de dar una charla a jóvenes bachilleres de la provincia de Castellón sobre los beneficios y las guaydades que ofrece la Universitat Jaume I en la titulación de Traducción e Interpretación. Como sabrán yo soy muy de la performance (pronúnciese a la española, por favor) así que lo hice con toda mi ilusión.

La cosa era vender la cabra, aunque en realidad no había cabra que vender porque estudiar TeI en la UJI es simplemente la mejor opción que cualquiera podría contemplar.

Cuando hablas con adolescentes de 18 años sobre qué es lo más básico que necesitamos para traducir, normalmente obtenemos estas dos respuestas: idiomas y un ordenador con acceso a internet. Si tenemos suerte alguien dirá que los conocimientos sobre el tema son muy útiles, pero nadie, absolutamente nadie, hablará de la importancia de la lengua materna en el proceso.
Se ve que el dominio de la lengua materna es como el valor en la Legión: se presupone. Y sin embargo cuando yo lo digo en alto, los más tímidos sonríen y los más atrevidos ríen con mi ocurrencia.

En fin, que tanto mi compañera de charla como yo queríamos que la charla fuera algo dinámico e interactivo, así que, para dejar claro que el dominio de la lengua materna (la UJI oferta español y catalán en ese sentido) era vital para el ejercicio de la traducción, les pusimos el siguiente ejemplo:

Las Autoridades Sanitarias advierten que fumar perjudica seriamente la salud.

La frase no puede ser más clara ¿verdad? Y desafortunadamente no puede estar peor escrita.

Detectar los errores de esa frase, aparentemente inocente, ayuda sobremanera a esos estudiantes a reflexionar sobre si verdaderamente su español o su catalán es suficientemente bueno como para traducir. Y la respuesta no puede ser más clara: No.

¿Encuentran ustedes los errores?

Repasémoslos pues:


Autoridades Sanitarias: Al no representar a ninguna autoridad en concreto, sino un conjunto de autoridades, esas mayúsculas no están justificadas. Los nombre comunes van en minúscula, oigan.


Advertir necesita de la preposición de. Decimos: Mi madre ya me advirtió de su odio contra mí. Esto no lo digo yo, sino el Manual del español urgente de la Agencia EFE, págs. 46 y siguientes, en el que vemos: «...En cuanto a los verbos avisar y advertir, hay ocasiones en las que pueden ir seguidos simplemente de —que—, y otras en las que necesitan de la construcción preposicional —de que—. Se avisa de que o se advierte de que, cuando el aviso o la advertencia tratan de influir en un comportamiento posterior.


Serio significa “no divertido”. Me parece que lo que quiere decir el autor es “grave”. Creo, Bienvenido al mundo del calco. Atodo la RAE ya admite lo de enfermedad seria, pero, digo yo ¿hay algo que la RAE no admita ya?

A perjudicar le pasa como a advertir, que necesita su preposición, en este caso “a”.Y si no pregunten a Maria Moliner.

Espero que para el curso que viene hordas de niños se peleen para cursar estudios de TeI en la Jaume I. Yo al menos lo he dado todo con mi performance.

A más ver.

lunes, 5 de abril de 2010

Diez negritos (And there were none)


Estos días he estado leyendo la revista El Temps, en su edición de marzo. Lo bueno de El Temps es que, qué quieren que le diga, lo puedes leer cuando les dé la gana porque los artículos, en su mayoría, no caducan. Pasa un poco lo mismo con la Telva, pero si se lo cuento perderé ese halo de pseudointelectualismo que inunda mi blog (leo la Telva en verano y Pascua, ya lo he dicho)

La cosa es que me encuentro con este titular:

Brusel.les prescindeix de l'únic intèrpret de català, perquè no és llengua oficial.

No voy a tomarme la molestia de traducirlo por dos razones. La primera es que, como nadie lee esto, díganme ustedes para qué voy a traducir yo el titular cuando yo, que me lo guiso y me lo como, lo entiendo perfectamente. Y la segunda es que no creo que ningún hispanohablante tenga problemas mayores en descifrar el titular, ¿no?

A lo que iba, que pese a que España ocupa la presidencia de turno de la Unión, el día 31 de julio la Comisión finiquitará su contrato con el único intérprete de catalán que tiene y lo sustituirá por otro intérprete de español. La cosa es que desde 2007 este señor se ha encargado de traducir todas las publicaciones, artículos, comunicados de prensa y la misma web de la Comisión al catalán, y ahora su vacante se transferirá a la delegación de Madrid, que ya ha convocado un concurso interno.

La plaza la cubrirá un traductor que tenga “el castellano como lengua materna y un muy buen conocimiento de la cultura española”. Sus lenguas de trabajo serán el inglés y el francés, hacia el español.

Si digo que me da lástima me quedo corto. Y la referencia en la convocatoria de “un muy buen conocimiento de la cultura española” me da arcadas, partiendo de la base de que la cultura de Cataluña se enmarca dentro de la cultura española y de que la cultura española no es una sino varias. Ya me dirán ustedes en qué nos parecemos una marisqueira y yo. En nada. Y aun así compartimos país y compartimos los rasgos culturales más básicos. Luego ya cada comunidad (no necesariamente autónoma, ustedes ya me entienden) construye su propio sistema cultural sobre esas bases y todos son igual de legítimos e igual de españoles.

Así que no me vengan con esas tonterías que la canción me la he oído ya varias veces. Y si quieren que les diga algo más, les diré que a día de hoy aún no he encontrado un catalanohablante que no tenga un español tan decente, si no más, que el resto de españolitos monolingües. Busquen si no en mis posts algo que les haga sospechar que mi español no sea tan correcto como el de un vallisoletano. Busquen y si encuentran algo yo mismo me disculparé en el blog.

O igual es que el intérprete catalán, futuro miembro de la cofradía del paro, va y resulta que no hablaba español y no tenía “muy buenos conocimientos de la cultura española”.

Señores, hoy me enfado.

Antena 3

Vale que esto estrictamente hablando no tiene nada que ver con la traducción, pero Antena 3 nos deleita hoy con una película sobre abejas asesinas ambientada en Mallorca. Viva. La película es alemana, de ahí que la hayan rodado en su Land más soleado, las Baleares.

Por favor, señores directores del mundo, cuando rueden una película en la que intervenga un lugar y una cultura no propia, háganse con los servicios culturales de un experto para evitar errores garrafales. Y dejen de poner salsa y ritmos latinos, que es Mallorca, no Venezuela.

Así nos evitaremos ver pasos de Semana Santa en llamas, con falleras de por medio, como en Misión Imposible II.

Un beso

P.S.: Acaba de salir tal comisario Baroja con botas y sombrero de cowboy al ritmo de música en portugués, fumando dentro de un hospital. Me reitero en lo dicho.

sábado, 3 de abril de 2010

Mistranslations


Hay errores de traducción que no son tan malos. Dicen.

Controlar la ansiedad en la interpretación

El que diga que antes de interpretar no le ha parecido que el corazón se le iba a salir del sitio miente, y punto. El control de la ansiedad y de los nervios es un requisito básico para que el intérprete o el intérprete wannabe tenga éxito en su trabajo.

Si lo piensan, en verdad, lo único que une la profesión del traductor y la del intérprete es el dominio de los idiomas y de la cultura de llegada y de partida. Se dice, se cuenta y se rumorea que la profesión del intérprete es la profesión del extrovertido, y la del traductor, la del introvertido. De lo que no cabe duda es de que los perfiles profesionales son completamente diferentes, y de que, por esa misma razón, su proceso de entrenamiento y educación ha de ser diferente:

Although both translators and interpreters belong to the family of language communicators, translators and interpreters are not often interchangeable. Their techniques are different and they also differ often by their temperament. It has been said that interpreters are extrovert while translators are introvert. Also, the factor of sheer physical stress has prevented many otherwise gifted translator-interpreter candidates from becoming conference interpreters. Translators and interpreters have one thing in common: a knowledge of languages, but the psycho-motor component is very different and this is why excellent translators are often unable to handle simultaneous interpretation. (Taylor-Boudalon, 2007: 46)

Cierto como el sol.

Esto señores no lo digo yo, sino que lo extraigo de un proyecto de mejora educativa que se puso en marcha en la Universitat Jaume I bajo la dirección de la profesora Marta Renau, de la que ya les he hablado y a quien admiro con locura. Les animo a leer el artículo, que es bien interesante.

Pues eso, que según se ha demostrado, Jiménez Ivars entre otros, el índice de ansiedad al que el intérprete se enfrenta es uno de los factores más importantes con que lidiar durante la formación de los futuros intérpretes.

Partimos de la base de que los factores emocionales, la ansiedad y el estrés son fundamentales en hacer que una interpretación tenga éxito. Dicho con otras palabras, del saber dominar nuestros estados emocionales dependerá nuestro éxito como intérpretes. Retomando la clasificación de subcompetencias traductoras que propone el grupo PACTE, una competencia psicofisiológica sólida y muy trabajada se hace más que necesaria en interpretación, y desafortunadamente los planes de estudio de las universidades españolas no inciden de forma suficiente en este aspecto.

Del papel que el cuerpo y la mente juegan en el proceso interpretativo, y de la interacción existente entre ambos, nace un enfoque novedoso en la formación de intérpretes. Así, Renau propone un método en el que, a través del autocontrol del cuerpo, el intérprete aprende a dominar su estado de tensión continua para, de ese modo, enfrentarse a la temida interpretación.

El método en cuestión recibe el nombre de Método Alexander, un método que ha ayudado a actores y cantantes a lidiar con el estado de ansiedad al que se enfrentan en sus trabajos y que se basa en la interacción cuerpo-mente como punto de partida en la formación de intérpretes.

De lo que se trata es que, a través de la reeducación de los hábitos corporales, el alumnado aprenda a controlar su voz y su respiración y de ese modo mejore su capacidad de atención y concentración. Con ese propósito el Método Alexander pretende que los alumnos superen la barrera psicológica que contribuye a aumentar indiscriminadamente los niveles de ansiedad entre los estudiantes de interpretación.

Como ven, si nuestro cuerpo está tenso nuestra mente tampoco va cara al aire. Así que ya saben, nada de cruzar las piernas en cabina que después todo son lamentaciones, sobre todo si es en un examen.

Bona nit.

viernes, 2 de abril de 2010

Sobre la neutralidad del intérprete


Esta mañana me ha tocado hablar sobre la neutralidad del intérprete. Uno, que se apunta a un bombardeo y le va la marcha.

Pues eso, que ha sido muy divertido hablar sobre la neutralidad del intérprete porque, para empezar, he estado hablando de algo que no existe, oigan. Pero si hay que hablar, se habla, y punto.

Miren, esto es muy sencillo. No hace falta ser un psicolingüista para darse cuenta de que las relaciones que se establecen entre significante y significado son propias, únicas e intrínsecas a cada lengua y, por ende, a cada cultura. Esto es algo que leí por primera vez a través de Grijelmo y, qué quieren que les diga, me dejó muerto. Se conoce que cuando alguien pronuncia una palabra, nuestra mente funciona como Google, es decir, que cuando pones una letra la mente te propone todas las entradas que tiene con esa letra. Poco a poco vas introduciendo más letras hasta que el campo de palabras susceptibles de ser la elegida se acota. Y al final sólo queda una.

La cosa es que todas las palabras que se activan, al no ser las elegidas, no vuelven al baúl de las palabras y ya está, no. Esto funciona como las bombillas, que se encienden, y, al apagarse, están calientes durante un rato. Por eso nuestro subconsciente encuentra “sexo” cuando decimos “deseo”, porque nuestro Google mental ha activado durante una millonésima de segundo esa palabra y “te deseo” tiene irremediablemente un matiz sexual del que nadie puede escapar.

Por eso cuando yo digo “y abrió los ojos como omóplatos” a mi interlocutor le hace gracia, porque, entre otras, la bombilla de la palabra plato se enciende y se apaga, pero se queda lo suficientemente caliente como para que yo establezca la relación entre plato y omóplato y en esa deformación consciente del lenguaje encuentre la intención humorística deseada. “Abrió los ojos como omóplatos” me hace, al menos, sonreír. “Abrió los ojos como puertas” no sólo no me hace gracia, sino que me hace pensar que mi interlocutor no conoce las particularidades de mi idioma.

Por eso las palabras significan, y evocan; y por eso ningún mensaje es cien por cien igual a su original. De ahí que la neutralidad del intérprete quede un pelín en entredicho, porque desde el momento de la elección léxica ya ha tomado partido, y no hay vuelta atrás.

A parte quedan ya las incursiones que de motu proprio el intérprete pueda hacer. Derry y Londonderry, dos nombres para la misma ciudad irlandesa con los que, al elegir, tomamos partido por una ideología política u otra. Decía Schlessinger que lo mismo pasaba con “setlement” en Israel: dos palabras, dos posturas políticas, un mismo concepto.

Además, ¿quién dijo que el intérprete tenga que ser siempre neutro? ¿Acaso si estamos acompañando a un cliente a Londres durante su primera visita no vamos a interpretarle más información que la que diga el interlocutor de forma puntual para ayudarle? Si le dicen: Go to Heatrow ¿no le vamos a decir: Vaya a Heathrow, que es el aeropuerto más grande de la ciudad.? ¿Es esa exégesis poco profesional? Hemos infringido la norma de la neutralidad y hemos tomado partido ¿somos mala gente?

Pues miren, yo creo que no. Para esto yo me remito a la funcionalidad y al sentido común: y el sentido común me dice que hay casos y casos. No generalicemos, señores, que las generalizaciones nunca fueron buenas

Dice mi jefe, en una interpretación de enlace que hice en junio, que le diga al francés que es un hijo de puta. Como lo oyen. En plan buenrrollismo. Y Roberto traduce todo menos lo del hijo de puta. Porque no. Porque el sentido común me dice que en la cultura francesa mi interlocutor no va a interpretar las palabras de mi jefe. Y una vez más violo lo de la neutralidad y me posiciono. Y ¿saben qué les digo? Que lo volvería a hacer. Y punto.

28 + 3 = 31

Hace mil que no escribo, cosa que les dará francamente igual porque básicamente no hay nadie que lea lo que a mí se me pasa por la mente en traducción. Así que no voy a perder el tiempo en lamentarme y en pedir disculpas y me centraré en lo que les vengo a contar.

Hoy vengo a hablarles de El Principito, como lo oyen. Y no me lo agradezcan a mí, agradézcanselo a mi mejor amiga, creo, que es la que me ha pasado el link con artículo.

Al grano. Va y resulta que Saint Exupéry parece que tuvo un pequeño error cuando escribió el cuento en cuestión. Si lo recuerdan, el Principito viaja al Planeta número 4 para encontrase con un hombre de negocios que hace sumas de forma compulsiva. La relación de sumas a las que, como lectores, tenemos acceso es: 3+2 = 5, 5+7 = 12, 12+3 = 15, 15+7 = 22, 22+6 = 28, 26+5 = 31. Como verán, cada suma comienza con el resultado de la anterior; y, como seguirán viendo, la regla se viola en la última suma. ¿interesante, eh?

Pues se conoce que el traductor, hábil y perspicaz, solucionó el pequeño problema, y de ahí que en la traducción española la última suma se reduce a 28 + 3 = 31.

Como vemos, se trata de un caso más de intervención del traductor, con premeditación y alevosía. Y sin embargo la anécdota esconde un dilema enorme que azota la profesión desde hace milenios. ¿Qué es la fidelidad en traducción?

La pregunta aquí sería, ¿ha obrado bien el traductor al modificar el texto origen o debería haberlo dejado como estaba? Y a esto, señores, no tengo respuesta, porque a cada cual que le pregunto me sale con una nueva. Si atendemos a la lógica de la estructura narrativa, vemos que el personaje es un hombre cuya vida se basa en hacer sumas, es un hombre de negocios, es un contable. Y, díganme, ¿cómo va a equivocarse alguien que hace sumas durante las 24 horas del día? ¿Hola? ¿Es entonces un error del autor?, me dirán. Pues a todas luces parece que sí, ¿no? ¿o no? Pues no lo sé. Porque al releerme el capítulo entero resulta que el hombre de negocios confiesa que en toda su vida sólo le han molestado tres veces, y el Principito es la tercera. ¿Y si deliberadamente el autor marca eso mismo a través de un error en la secuencia lógica de las sumas? ¿Hay alguna intencionalidad ahí? Nunca lo sabremos.

Si les doy mi opinión, yo hubiera hecho igual, hubiera optado por la traducción (mi editor mediante) pero vamos, que de todo hay en la viña del Señor.

Esta anécdota, y otras más, está incluida en el artículo Las matemáticas de la literatura de Marta Macho Stadler. Lo encontrarán en Un paseo por la Geometría, DivulgaMAT 2006-2007.

Que disfruten las Pascuas.

COMUNICA

NOTA DE PRENSA

La red COMUNICA hace un llamamiento a la reflexión de las administraciones públicas sobre la actual situación de la interpretación judicial en España.

Con relación a las noticias aparecidas en los últimos días en los medios de comunicación relativas a la falta de garantías procesales en los procedimientos judiciales mediados por intérprete que se vienen siguiendo en la Comunidad de Madrid debido a la mala calidad del servicio prestado por la empresa responsable de la provisión de traductores e intérpretes, los abajo firmantes, todos ellos profesionales y profesores universitarios agrupados en la red COMUNICA, quieren hacer constar lo siguiente:

• Que coinciden plenamente con las denuncias planteadas por la magistrada Pilar de Luna Jiménez de Parga, titular del Juzgado de lo Penal nº 29 de Madrid y por la Asociación Jueces para la Democracia, en todo lo relativo a la indefensión que puede ocasionar a un acusado que no hable la lengua del tribunal el hecho de no contar con los servicios de un intérprete debidamente cualificado y que realice su trabajo conforme a criterios de calidad profesional.

• Que, lamentablemente, la situación descrita por la citada magistrada no es exclusiva de la Comunidad de Madrid. Tanto el Ministerio de Justicia como otras comunidades autónomas con competencias en la materia, así como el propio Ministerio del Interior, han optado por subcontratar los servicios de traducción e interpretación judicial y policial a empresas privadas y muy a menudo no parecen llevar a cabo el oportuno control de calidad de los mismos que cabría esperar, habida cuenta de que lo que está en juego es el derecho a la tutela judicial efectiva, la no indefensión e incluso la propia seguridad del Estado.

• Que, desafortunadamente, en la prestación de este tipo de servicios primar únicamente criterios de rentabilidad económica, tanto por parte de la Administración como de las empresas subcontratadas, frente a criterios fundamentales como cualificación y acreditación profesional de los intérpretes, desempeño laboral conforme a la ética profesional, etc. y no sería, por lo tanto, descabellado afirmar que situaciones como las descritas en Madrid se podrían producir en otros juzgados, tribunales o dependencias policiales del territorio nacional.

• Que no es la primera vez que se llama la atención sobre estas cuestiones, ya que son numerosos los trabajos científicos, intervenciones en congresos especializados, etc. en los que se han puesto de manifiesto las deficiencias existentes en todo lo relativo a la gestión que la administración española hace de la práctica de la traducción y de la interpretación en el ámbito judicial y policial. Lamentablemente estos problemas no se limitarían únicamente a las empresas adjudicatarias, sino que se extenderían a los cuestionables procedimientos que sigue la Administración en la selección y contratación de traductores e intérpretes en plantilla que desempeñan su trabajo en juzgados y dependencias judiciales, su inadecuado encuadramiento laboral, etc., con las repercusiones que todo ello puede acarrear para la correcta salvaguardia de las garantías procesales.

Por todo ello, desde COMUNICA hacemos un llamamiento a la reflexión de los responsables de nuestras administraciones estatal y autonómicas en torno a las condiciones en que actualmente se prestan los servicios de traducción e interpretación en el marco de procedimientos penales de carácter multicultural y multilingüístico. Además, en nuestra condición de formadores de traductores e intérpretes y de investigadores en el campo de la interpretación en los servicios públicos nos ofrecemos a poner nuestros conocimientos y asesoramiento especializados a disposición de quien corresponda.

Pues eso.

Ortotipografía de la traducción francés-español: ese mundo


Este año tengo el placer de tener como maestra a la doctora Marta Renau. Marta es traductora especialista en música antigua (que no clásica, no me lo vayan a confundir) e intérprete de ésas que dejan huella.

A Marta le debo frases magníficas del tipo: “Si el autor dice puta, tú pones puta, y punto”. Pues eso.

Estaba pensando yo esta mañana qué tramposa es la traducción francés-español. Al tratarse de sistemas lingüísticos tan parecidos, el riesgo de calco (léxico, fraseológico, ortotipográfico o incluso genológico) es muchísimo mayor que entre lenguas dispares como, digamos, el indi y el catalán.

Grosso modo, sentado en la terraza de mi chalet (que yo también me merezco unas vacaciones, oigan) pienso en todos estos detalles que a veces los traductores menos minuciosos nos saltamos a la hora de traducir, y me encuentro con todo esto:

-El francés deja un espacio entre la oración y el signo de exclamación o interrogación, o los dos puntos.

-En las citas, el francés acepta dentro de las comillas incisos del tipo “comentó con aire desenfadado”.

-En las enumeraciones, va y no ponen una “y” al llegar al último elemento.

-Integran el nombre de las publicaciones en su gramática y su sintaxis habitual, como: On pourrait penser aux déclarations publiées au Canard Encachaîné, donde hacen la contracción au pese a que el nombre de la publicación es Le Canard Enchaîné. Vamos, es como si nosotros dijéramos: Me fui al Corte Inglés y me compré un bolso. Qué cosas.

-Las convenciones respecto a los nombres de las organizaciones cambian, y mientras nosotros decimos Unión Europea, ellos optan por Union européenne, con minúscula.

Si os soy sincero ahora mismo no encuentro nada más en mi acervo personal que ilustre lo que estoy intentando decir, pero supongo que con esto se hacen una idea. Además, acaban de llegar mis tíos al chalet, que vienen a pasar el día.

Si se les ocurre algo más, ya saben, coméntenme y actualizo el post. En verdad esto tampoco pretende ser un tratado sobre convenciones entre las dos lenguas. Es más que nada una llamada de atención para mí antes que nadie, que muchas veces se me olvida lo que les explico; y después para los que me comentan que, claro, que yo lo tengo más fácil cuando traduzco del francés, que, al fin y al cabo, con mis conocimientos de español y de catalán puedo permitirme una traducción palabra por palabra, a lo San Agustín. Pues miren ustedes, no.

Marta Renau me encanta como profesora, pero cierto es que a mí me va la marcha y me va que me fustiguen cuando traduzco. Pero si veo mis traducciones y las comparo con las que hacía en septiembre me doy cuenta de lo que he mejorado en escasos meses.

Marta es guay. Voilà.

Te lo juro

Mi amiga Silvia, de la que ya he hablado, hizo sus prácticas de final de carrera con Josep Peñarroja, portavoz de la Asociación de Traductores e Intérpretes Jurados de Barcelona. Pues miren ustedes por dónde que hoy me he levantado con un artículo bien interesante de El País en el que Peñarroja se explaya, y con toda la razón.

Resulta que un indeseable de nombre Mohamed Brahim, traductor jurado habilitado por el Ministerio de Exteriores (combinación árabe-español, supongo) ha estado haciendo su agosto hasta que la asociación de la que Peñarroja es portavoz ha dado la voz de alarma. Me explico.

Resulta que Brahim, profesional donde los haya, ha estado delegando aquello de traducir y de jurar a unos cuantos amigos suyos por toda España. Como sabrán, la habilitación como traductor jurado es personal e intransferible, pero Brahim, ese hombre, no atiende a esas menudencias y delega en gente sin habilitación, y sin preparación alguna. Claro, luego le denuncian y se queja, y arguye que si es que es moro, que si le tienen manía y le persiguen. Viva.

Cuando le preguntan que cómo es que puede traducir tanto y tan rápido, porque recordemos que ÉL y solamente él tiene que hacer el trabajo, comenta que es que “trabaja con internet y se ha modernizado mucho”. Claro que sí, hombre, claro que sí. Y que es que él “revisa todas y cada una de las traducciones que se entregan, porque él el ordenador lo lleva siempre consigo”. Total, con dejar folios firmados en cada una de sus franquicias nos sirve ¿no?

Y Peñarroja le contesta: No.

Si es que cómo somos los españoles de racistas. No puede ser. Tendríamos que hacer como Brahim todos y modernizarnos un poco, que se ve que los demás esculpimos nuestras traducciones en piedra y por eso tardamos tanto.