martes, 28 de septiembre de 2010

Las variaciones del lenguaje y la traducción

Como bien ha dicho Roberto, ahora escribimos desde otro uso horario, pero no se preocupen, que los posts llegarán sin retraso a todos ustedes.

Si algo he visto claro en Londres es que cada persona viene de su padre y de su madre y habla de un modo distinto. Coincidirán conmigo o no, pero eso marca lo que el resto de la sociedad piensa de nosotros y tiene un efecto en nuestros interlocutores. No sólo me refiero a que se hable de forma más o menos culta, con unas u otras palabras, me refiero a todo el espectro de variedades del lenguaje.

Obvio es que una misma lengua no se habla igual en todas partes, ni es igual en cualquier momento histórico, ni hacen uso de ella de la misma forma los diferentes grupos sociales.

Nuestros queridos Hatim y Mason (1990) nos ofrecen una de las clasificaciones de variedades del lenguaje que han perdurado hasta ahora:

En relación con el uso de la lengua nos encontramos con los diferentes registros (variedades diafásicas); mientras que relacionados con el usuario podemos diferenciar lo que de forma generalizada se llaman dialectos y que pueden dividirse en dialecto geográfico (variedad diatópica), temporal (variedad diacrónica), social (variedad diastrática) y los idiolectos, que vienen siendo la forma de hablar de un individuo, porque no me negarán que cada persona habla de una forma, por mucho que comparta características con el hablar de los que le rodean.

Fíjense en que esta clasificación es una de muchas, no vayan a creer que todo lo que H&M dicen va a misa. Por ejemplo Hudson (1980, 40) llegó a la conclusión de que «no existe manera de delimitar las variedades y, por consiguiente, debemos concluir que concluir que las variedades no existen. Lo único que existen son las personas y elementos, y las personas se pueden parecer más o menos entre sí en los elementos que tienen en su lengua» y se quedó tan ancho.

«Y, ¿a qué viene todo este rollo?», se preguntarán. Pues bien, lo crean o no, la variación lingüística puede ser un gran reto a la hora de traducir, ya que confiere un significado connotativo a lo que estamos expresando (Hatim y Mason, 1997). Si de momento nadie se pone de acuerdo con la noción de equivalencia en traducción, aquí tenemos otro motivo por el que discrepar. Y es que el mundo en el que vivimos no es otra cosa que connotación expresada a través del lenguaje y es inevitable encontrar ideas asociadas por los hablantes de una lengua a determinada variedad lingüística. Y visto que no todas las lenguas son iguales y no comparten rasgos dialectales paralelos, nos volvemos a dar de bruces con el gran muro de la inequivalencia.

No existe una solución universal para traducir los diferentes casos de variación lingüística, no se vayan a creer que tenemos respuesta para todo. Lo que si hay y muchas son soluciones ad hoc. Todo dependerá del texto al que nos estemos enfrentando.

Cuando en el texto sólo aparece una voz el problema de la variación no es tan grave y la solución nos la puede dar el mismo skopos, el fin último de la traducción. Por ejemplo, si pretendemos que los estudiantes de biología de la UJI comprendan un texto científico escrito en inglés norteamericano, podríamos perfectamente traducirlo en español estándar y todo resuelto. Receptores del TO y del TM percibirían lo mismo al leer el texto. El intríngulis de la variación lingüística aparece cuando se da más de una voz en el texto. Si varios personajes de un mismo texto se expresan de forma distinta y, más concretamente, de formas que los receptores origen de ese texto pueden asociar a determinada realidad social. Aquí es donde comienza el trabajo duro del traductor, quien deberá encargarse de transmitir las posibles connotaciones derivadas de las diferentes variedades lingüísticas presentes en el texto. ¿Cómo? Buscando pistas y volviendo a crear otras con el mismo efecto en los lectores meta.

A este respecto, me gustan especialmente los postulados de Roberto Mayoral en La traducción de la variación lingüística (1999). En este monográfico, Mayoral repasa las diferentes teorías relacionadas con la variación tanto en los ámbitos de la lingüística y la sociolingüística como en los estudios traductológicos. Mucho se ha hablado de lo «escondido» en el lenguaje, de los matices, en ocasiones sólo comprensibles por el hablante nativo de la lengua de origen. Existen marcadores, pistas de contextualización o estereotipos que posibilitan al receptor asignar los parámetros sociolingüísticos del contexto, i.e. enmarcar determinado texto en una situación.

Éstas son las pistas que, cual sabueso, debe encontrar el traductor en el texto meta y centrarse en aquellas que sean más pertinentes para «resolver la traducción de la forma más económica (eficaz) posible» (Mayoral, 1999)

Eso sí, no me vayan a confundir pequeños rasgos con adaptar totalmente a un personaje, que ya me veo a gente proponiendo el asturianu para el inglés de Sheffield, que como total, en ambas regiones hay minas… ¡que hay traductores muy brutos! Lo ideal sería hacerse una imagen mental de qué entiende el receptor origen cuando decodifica el texto y buscar en nuestro amplio acervo lingüístico algo que provoque esa misma sensación en el receptor meta.

Pero como en todo, cada maestrillo tiene su librillo y la práctica —más que la investigación teórica— es la que va a arrojar luz sobre nuestro mar de dudas sobre la equivalencia lingüística. Aquí van algunas propuestas, cada cual que decida si le vienen bien o no:

Las variedades diacrónicas pueden conseguirse con pequeñas modificaciones de la gramática o uso de términos arcaizantes.

Las diastráticas y diafásicas pueden determinarse por el uso de ciertas palabras, expresiones o jergas utilizadas por parte de un grupo social o en un contexto determinado.

Las variedades diatópicas son quizás las más peliagudas, porque no sólo indican la procedencia del hablante, sino que van cargadas de todas esas connotaciones de las que antes les hablaba. Por ejemplo, en un texto literario si es totalmente relevante la procedencia puede añadirse algo como «dijo con un acento claramente de x». Aún así, no soy yo muy amante de las adiciones.

Lo dicho, soluciones hay interminables listas y de todos los colores. Cada texto tiene una idiosincrasia y no seré yo quien venga a escribir the ultimate manual de cómo traducir las variedades del lenguaje.

Piensen un poco, ¿ustedes qué soluciones prefieren?

Pasen una buena tarde (seguro que no tan lluviosa como aquí).

viernes, 24 de septiembre de 2010

La socialización secundaria del traductor


Hola amigos

Antes que nada, sepan ustedes que les escribo desde otro país. Sí, sí, como lo oyen, que ahora vivo en Inglaterra, oigan, pero que yo les escribiré tanto, o más, que como lo he estado haciendo hasta este momento, eh. Y no se preocupen, que Marta también.


Hoy vengo a contarles algo que les he comentado mil veces ya, pero hoy tengo un caso práctico para que juzguen ustedes mismos.


Y es que la socialización del traductor es algo complicado, y de esto la doctora Esther Monzó sabe un rato. Para los que no lo sepan, la socialización es el proceso por el que el individuo encuentra su sitio en la sociedad. Existe una primera socialización, igual para todos, en la que aprendemos a peinarnos, a hablar, a vestir de forma más o menos decente (unos más que otros, claro) y esas cosas que hacen los niños. Luego viene la segunda socialización, la profesionalización, el proceso por que el que el individuo se forma y se sumerge de forma definitiva en el tejido social-laboral. La doctora Monzó habla de una socialización terciaria en el caso de los traductores, pero de eso ya les hablo otro día.


La cosa es la socialización secundaria, la que nos hace profesionales. Y esto está muy relacionado con la visibilidad de la profesión también, aunque no se lo crean. Porque esto es una doble vía, oigan, porque por una parte es la sociedad la que debe reconocer el colectivo de traductores, pero a la vez debe existir un sentimiento de comunidad, de cohesión, entre los mismos traductores; porque si no no hacemos nada. La idea es hacerse hueco y que la sociedad lo acepte sin problemas, si no, al menos desde mi punto de vista, la socialización secundaria no es total, no hay legitimación social de esa socialización.


Y la verdad es que ni lo uno ni lo otro. Fíjense que antes de venirme para acá, el país en el que para abrirte una cuenta bancaria necesitas la intercesión de alguna deidad aleatoria, me pasé por mi banco de tota la vida para pedirles un certificado de que soy tobuencha, esto es, de que no les he robado dinero, que pago mis cosas, etc.

Y claro mi banco se niega, porque dice que ellos pueden certificarme que hasta hoy he sido tobuencha, pero claro, que no van a poner la mano en el fuego por mí. Y yo lo entiendo, que con la que nos ha traído Zapatero a ver quién se fía de nadie... (Por favor si no captas la ironía deja de leer este post).


La cosa es que lo necesito en inglés y el mozo me comenta que vaya a recogerlo al día siguiente. Porque una cosa es en español, que me lo hace al momento, pero en inglés, no, porque lo tienen que redactar.


A todo esto le comento, casi con una sonrisa en los labios, que es que yo soy traductor y esas cosas. Y el muchacho, ni corto ni perezoso, me dice que si me lo traduzco yo mismo en la oficina me lo pasa a limpio y a la marcha.


Y yo lo hago. Y que sepan que nadie me pidió una mínima certificación de que soy traductor, ni nadie revisó mi trabajo. Y, claro, ustedes piensen que podría haber escrito en el certificado lo que me hubiera dado la gana y decir que era tobuencha, que es lo que mi banco en Inglaterra quería. Y con la firma y el cuño, que vengan y me reclamen, que yo no he traducido nada.


Les parecerá una tontería pero, ¿dejarían que alguien que no conocen les diseñara los planos de su casa de campo? ¿Harían caso a un supuesto médico que en un parque les comenta que coman rúcula para los gases?


Y en cambio sí, lo hacemos con la traducción. Señores, socialicemos, socialicemos. Que aquí, socializar o morir.

P.S.: Miren esto que he encontrado, que es guay.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Tipologías sociolingüísticas de los encuentros conversacionales valencianos (aka L'Alqueria Blanca inter alia)


Queridos

Hoy vuelvo a hablarles de la televisión valenciana. Sepan ustedes que no es que me haya vuelto yo muy de Canal Nueve últimamente, ni mucho menos, es que antes de mudarme a Reino Unido estoy yendo a comer a casa de mi yaya y no me libro de ese canal ni aunque me maten.


Hoy vengo a hablarles del uso del catalán en la pública valenciana a través de sus series estrella: L'Alqueria Blanca,Bon dia, Bonica, Maniàtics, Negocis de família y Matrimonis i Patrimonis.


Yo quería escribirles e intentar comparar cómo funciona esto de las series bilingües en la Comunidad Valenciana y en Cataluña. Porque, por si no lo saben, Canal 9 es muy fans ahora de hacer series mitad en español, mitad en catalán.


A mí a priori no me molestan, de hecho me gusta que haya producción propia en lengua propia y, qué quieren que les diga, ojalá hubiera más. Cuando los linguanazis me dicen que es que la gente prefiere ver las series en español, yo siempre pienso dos cosas: uno, que por qué hablo con gente idiota; y dos, no, en verdad sólo pienso una cosa.


Pero claro, yo soy mala gente, ustedes lo saben. Y miren que me gusta buscar dobles significados y manipulaciones varias, sobre todo las más evidentes, las de la televisión valenciana. Porque la manipulación a través de la ficción es divertida, y subrepticia. Porque si las clases ricas hablan catalán y los pobres, emigrantes andaluces, pongamos, hablan español, vendemos la idea de que el español es la lengua de las clases populares. Justo al contrario que las series bilingües valencianas, en la que los campesinos y demás gentes sin cultura son las gentes valencianohablantes, y el resto, castellanitos de a pie, los pudientes potentados monolingües. Qué triste, señores, qué triste.


Y me he encontrado con este artículo megainteresante, oigan. Para empezar, miren las tipologías sociolingüísticas de los encuentros conversacionales valencianos (esto es, qué pasa en la Comunitat cuando hablamos con alguien):


DIVERGÈNCIA (CASOS DE MILITÀNCIA LINGÜÍSTICA)

CONVERGÈNCIA (LA NORMA GENERAL VALENCIANA)

1) Iniciar les converses amb desconeguts en català.

1) Iniciar les converses amb desconeguts en castellà.

2) Continuar en català una conversa iniciada en aquesta llengua malgrat que l’interlocutor parle en castellà.

2) Però si s’ha iniciat en català i responen en castellà, continuar en aquesta última llengua.

3) Contestar en català davant d’interpel·lacions en castellà

3) Respondre les interpel·lacions en castellà amb la mateixa llengua.


Y ahora analicemos las series en cuestión:

FORA DE LA NORMA INVERSEMBLANTS

DINS LA NORMA: VERSEMBLANÇA LITERÀRIA

Maniàtics

- Tots els personatges s’expressen en

català.

L’alqueria blanca (l’Alcoià; anys 50)

Negocis de família (Dénia; actualitat)

[Bon dia, bonica (València, actualitat)]

Patrimonis i matrimonis

- Un catalanoparlant de L1 (40-50 anys)

parla en català amb la seua esposa

castellanoparlant, qui contesta en

castellà. Els fills s’adrecen al pare en

català i a la mare en castellà.

- El català s’empra exclusivament entre

catalanoparlants de L1.

- El castellà s’empra entre castellanoparlants

i entre catalanoparlants de L1 i

castellanoparlants.


Y continúo citando, que lo que está bien dicho para qué lo voy a parafrasear:


Independentment que aquestes sèries de ficció reflectisquen més o menys la realitat (grau de versemblança), cal examinar l’efecte que poden produir en el comportament lingüístic dels valencians. Així, les sèries “divergents” poden causar un efecte pedagògic d’animar a un major ús del català: Maniàtics perquè representa una societat valenciana totalment catalanoparlant, i Patrimonis i matrimonis perquè demostra que els catalanoparlants poden mantenir la seua llengua amb els castellanoparlants sense problemes. A l’altre costat, l’Alqueria blanca i Negocis de família són exponents de la “legitimitat” de l’ús del castellà al País Valencià i, paradoxalment, a través d’una empresa audiovisual que té com a objectiu “la promoció del valencià”. D’això es desprèn que RTVV podria jugar un paper important en la promoció dels usos interpersonals del català amb la programació de sèries de ficció com Maniàtics o Patrimonis i matrimonis. Dissortadament, no sembla ser aquesta la política preferent de RTVV ni la del partit que controla aquesta cadena pública, que ja ha deixat d’emetre Patrimonis i matrimonis.


Pues eso, que me pirran las series bilingües que pasan en la coqueta localidad de Valencia, por muy malas que sean.


sábado, 18 de septiembre de 2010

Los profesionales del doblaje en la sombra

En primer lugar, tengo que dar las gracias a Rob por la genial presentación que ha escrito, que ha conseguido que incluso me ruborice. Como sabéis me ha dejado el listón muy alto con sus artículos, así que espero que los lectores no sean muy críticos conmigo al leer estos mis primeros posts. Venga pues, manos a la obra. ¡Que lo disfruten!

Hace un par de días decidí pasar una tarde tranquila con palomitas y un documental. Concretamente, uno sobre el doblaje, dirigido por Alfonso S. Suárez, Voces en imágenes (aquí, el tráiler). El documental no trataba sobre traducción audiovisual, nada que ver, sino sobre la labor de los actores de doblaje o dobladores. Un apunte: muchos profesionales rechazan esta designación, porque ellos no van por ahí doblando papeles ni vigas como el robot Bender de Futurama —curioso que bend sea «doblar» y bender también signifique «juerga»—. Bueno, al grano, que me sale mi puntito freak y me puedo aquí tirar horas hablando de nada. Como iba diciendo, en el documental, actores y actoras de doblaje hablaban de su trabajo diario, gajes de la profesión y anécdotas.

Pues bien, resulta que los actores de doblaje se lamentaban de su poco estatus socioprofesional, de que el trabajo no era muy agradecido, de que el reconocimiento de la sociedad era poco, de que sí, estás ahí, pero la gente lo único que ve es al actor original… Y no pude sino pensar en el colectivo que más de cerca me toca. En la cadena del doblaje el traductor audiovisual es el último mono. Porque por lo menos a los actores se les respeta en el estudio de doblaje, pero es que a los pobres traductores se les tiene por simples maquinitas que pasan un texto de un idioma a otro como si fuesen el Google Translator (y no me vayan a decir que eso es un traductor, ¡que me enciendo!)

Eso sí, yo no soy de levantar falso testimonio sin pruebas: ¿qué me lleva a pensar que los desfavorecidos somos nosotros? Pues miren, nosotros aprendemos a traducir y a ajustar el guión para doblaje (que son dos tareas diferentes que van por separado y sí, el ajuste está mejor pagado) pero en el momento de la verdad nos limitamos al transvase lingüístico, porque siempre hay un señor ajustador que se dedica a que todo «quepa en boca» y si tiene que cargarse tu traducción, pues lo hace; y si al hacerlo no respeta el texto original, estropea un juego de palabras que te ha costado sudor y lágrimas inventar o construye una frase que no tiene sentido, pues lo hace. Porque sí, porque el ajustador normalmente no sabe inglés y no puede comprender los matices del texto origen y porque tiene la potestad y la protección otorgada por el director de doblaje, otra figura muy dada al retoque del guión que te has estado currando durante horas. Pero eso sí, cuando algo nos chirría mientras vemos una película doblada, lo primero que pensamos es «vaya pifia de traducción».

Así que en esas estamos. Como los actores de doblaje, nos encontramos en la sombra, sin que nadie nos dé premios o palmaditas en la espalda por nuestro trabajo. Sin embargo, como apuntaba Venuti, una traducción podrá considerarse de calidad cuanto menos presente esté el traductor en el texto meta. La invisibilidad del traductor (y, extrapolando el concepto, la del actor de doblaje) es una de las grandes cualidades que se nos presuponen. Eso sí, no vayamos a confundir que el espectador meta nos perciba mientras ve una película con que nos tomen por el pito del sereno, que es cosa muy distinta y eso no puede ser. Que yo ya tengo a mi madre para que diga «¡Ay! ¡Qué bien traduce mi hija!», pero también me gustaría que el resto de profesionales del mundillo alabasen lo que hago, que al fin y al cabo, es un trabajo creativo y muy importante.


¡Y ahora pásenlo bien, que ya es sábado!

viernes, 17 de septiembre de 2010

Danika Seleskovitch, luces y sombras de la reina de la IC (parte 2)


Este es el segundo post que dedicamos a la vida y milagros de Danika Seleskovitch, la intérprete. El otro día ya les conté todos sus logros académicos y profesionales, y ya les advertí que no es oro todo lo que reluce y que, citando a Dumbledore, la oscuridad se encuentra hasta en los rincones más soleados de nuestros corazones. Muchas veces detrás de las victorias más grandes, detrás del mérito, del reconocimiento y de las palmaditas en la espalda, se esconde la terrible soledad del triunfador.

Lo cierto es que Seleskovitch nunca fue una mujer plenamente feliz. Y esto no es algo que les diga yo mismo, no se crean, sino que lo extraigo de su bio. Fíjense que su madre se suicidó cuando Seleskovitch era bien pequeña y ya nunca más se le oyó decir una palabra sobre ella. Su padre, por su parte, la abandonó, y la niña tuvo que irse a vivir con su abuela. Y esto no acaba aquí, sino que además, en 1931, el padre se casó con otra mujer y arrancó a la pobre Seleskovitch de los brazos de la abuela, a quien volvería a ver en contadas ocasiones durante el resto de su vida. Y así pasó la infancia Seleskovitch: con un padre que la ignoraba y una madrastra que se dedicó a hacerle la vida imposible. Ya en la edad adulta, discutió con su hermano, que vivía en París con su abuela, y Seleskovitch dejó de hablarse con cualquiera de los miembros de su familia.

Soledad.

Esto me hace pensar que quizás fue la pena y la soledad la que llevó a Seleskovitch a dedicarse en cuerpo y alma a su profesión, que se convirtió en su refugio, en el lugar donde “la pobre Danika” no existía; porque estaba dentro de una cabina, sin pensar, pensando a través del orador; y sin hablar, hablando por la boca del orador. Triunfar no habría supuesto un logro para ella, sino la consecuencia lógica de quien vive únicamente para su profesión.

Al no tener un vínculo con su familia, Seleskovitch se aferró a sus raíces yugoslavas, que se convirtieron en su seña de identidad. Así, Seleskovitch nunca fue nada objetiva con Serbia y de ahí surgen todas las voces que censuran a esta profesional.

De conflicto con Yugoslavia decía, encendida, que mientras Croacia y Bosnia salían de rositas, su Serbia natal tenía que cargar con toda la culpa de lo sucedido. Y si no miren lo que ella misma escribió:

“On commence à voir combien est terrible la vengeance exercée par les allemands de Kohl et Genscher sur les vainqueur de 1945. En imposant le demembrement de la Yugoslavie, ils ont reussi la ou hitler avait échoue”

Como verán, Seleskovitch no ganó muchos amigos comparando a Kohl y a Genscher con el mismo Hitler... Y no sólo quedó la cosa así, sino que, a propósito del Genocidio de Srebrenica, en el que más 8000 personas murieron asesinadas a manos del general Ratko Mladic en una zona zona calificada de “segura” por Naciones Unidas en plena Guerra de Bosnia, Seleskovitch, cegada, no sólo negaría el genocidio en sí sino que se referiría a él en los siguientes términos:

“Au mois de juillet 1995, General Mladic libère Srebrenica. Mladic fait venir un grand nombre d'autocars , les Musulmans y sont entassés et emmenés jusqu'a la nouvelle frontière entre la Féderation croato-musulman et la République Serbe.”

Y arremetió de forma devastadora durante el resto de su vida contra los americanos diciendo que, mientras presenciaban impasibles como Serbia se destruía, financiaban a los musulmanes con armas y dineros y comida, de ahí que el general Mladic liberara la región.

Y mi pregunta: ¿Esta alienación brutal de una mujer de mundo, traductriz e interpretadora, investigadora los más días, mujer, teórica y conocedora no tendrá algo que ver con esa ausencia de vínculos familiares? ¿Se convirtió Serbia en lo único que le ataba con su infancia? ¿Qué llevó a Seleskovitvh a realizar este tipo de declaraciones?

Señores, me ha dado pena escribir este post, no se lo voy a negar, y es que cada día los seres humanos no dejan de maravillarme, para bien o para mal.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Y no es uno, que son dos


Señoras, hoy vengo a presentarles a mi otra mitad. Y es que nada puede hacerme más feliz en este momento que dar la bienvenida en Re-belle a Marta, quien a partir de este momento se convierte en editora, autora, correctora y censora de este blog. Como lo oyen.

Marta es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universitat Jaume I de Castelló. Sus lenguas de trabajo son el español, el catalán, el alemán y el inglés, aunque cuenta con amplios conocimientos pasivos en lengua italiana.

Entre sus intereses en el mundo de la investigación destacan la lingüística de corpus, la localización de programas informáticos, la traducción jurídica y la sociología de las profesiones. Su labor investigadora parte del grupo Gentt, del cual ha sido becaria y en cuyo marco se enmarca la primera de sus publicaciones.

Completó sus estudios en la Universidad de Leipzig, en la que estuvo en 2007. Actualmente vive en Reino Unido, donde ejerce como docente en la ciudad de Londres.

Destaca también entre sus intereses la educación no formal como marco esencial en la enseñanza de tercer nivel. Así lo avala su experiencia en la Asociación de Estados Generales de los Estudiantes de Europa, de la que ha sido, entre otros, Coordinadora de su Universidad de Verano.

Encima les diré que es to maja y que me encanta cómo suena su risa. Es una trabajadora incansable y muy disciplinada.

Y aquí les dejo. Denle una bienvenida como Dios manda, oigan, que ya verán ustedes que vale la pena.

Y si les apetece escribir, o encuentran algo gracioso y quieren compartirlo con toda España, ya saben, mándenos sus cosas, que nosotros se lo publicamos con toda nuestra alegría,

La foto, obviamente, es nuestra; que mira que somos gamberros (!!)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Interpretar en la tele



De este vídeo podríamos sacar muchos posts. Podríamos hablar de dialectología, por ejemplo. O de ideología y política. Podríamos hacer alusión a que Canal 9, la autonómica valenciana, tiene una deuda más grande que Región de Murcia. Podríamos.

Podríamos hablar también de interpretación simultánea para cadenas de televisión. Del desfase que vemos en el vídeo (algo largo, para ser interpretación intralingüística, ¿no?). Haríamos referencia a esa voz femenina que aparece en El Hormiguero e interpreta al personal, y les diría que, francamente, cada vez que veo El Horminguero recuerdo que están haciendo El Intermedio y cambio de canal.

Fíjense si podríamos hablar de cosas, pero como hoy es domingo no me apetece, oigan. Sólo les diré que el vídeo es el reflejo más fiel de la sociedad valenciana, y que encima es divertido.

Pasen un buen domingo.

TSJCV, últimas conclusiones y jarro de agua fría



Hola amigos . Les escribo hoy para contarles que ya he acabado mi periplo por el TSJCV en Benidorm. Y, como habrán deducido por el título de este post, mis conclusiones no son tan buenas como habría pensado que serían.

Verán, yo voy a serles sincero, porque ustedes saben que yo les tengo un aprecio especial y esas cosas: la competencia traductora es algo más que difícil de conseguir. Yo me ciño al grupo PACTE cuando hablo de estas cosas; aunque, como verán dentro de poco por este blog, tenemos preparada una teoría que, a nuestro juicio (perdonen que no se lo cuente todavía, pero tengo que matizar detalles con mi partenaire, no se me enfaden) complementa y matiza la propuesta de PACTE, que es la que nos parece más acertada.

PACTE entiende la competencia traductora como el sistema subyacente de conocimientos y habilidades que permite al traductor enfrentarse a su labor traductora, y dividen esa competencia en las siguientes subcompetencias:

subcompetencia lingüística

subcompetencia extralingüística

subcompetencia de transferencia

subcompetencia instrumental y profesional

subcompetencia estratégica

subcompetencia psicofisiológica

Hasta aquí todos contentos.

He de decirles que en mi querida uji se sigue esta noción de competencia traductora y, así como subrepticiamente, se nos machacan las diferentes subcompetencias a muerte. Y es que el hecho de que Hurtado trabajara en la uji y llevara las tesis de la mitad del departamento algo habrá tenido que ver, digo yo, que al fin y al cabo son nuestros mentores los que tienen que llevarnos de la mano, sobre todo al principio, los que nos enseñan y nos guían y nos llevan por esos mundos de Dior.

Pero claro, hay algo en que nos quedamos cortos, y es la traducción inversa, en la que el modelo de PACTE nos sirve, pero con la importancia que tradicionalmente se le da a cada una de las subcompetencias, no.

En esto de la inversa yo les recomiendo a Beeby, que para algo hizo su tesis sobre la enseñanza de la misma, tiene varias publicaciones al respecto y, encima, pertenece a PACTE. Una joya. Dice Beeby (1996, 57) que: “El público no especializado no distingue entre la traducción desde la lengua extranjera o hacia la lengua extranjera y cree que el traductor no tendrá problemas de direccionalidad”. Cierto como el Sol.

Pero la verdad es que en inversa nos bloqueamos en la expresión, más que nada por falta de recursos, y el traductor entonces se tiene que sacar de la manga habilidades especiales que igual tiene o igual no (más uso de textos paralelos, mayor documentación...)

Claro está que aquí también hay factores que influyen (y volvemos a Beeby):

- el grado de bilingüismo del traductor (mi amiga Mireia hace dobles directas catalán-español y no le tiembla el pulso, oigan)

-la modalidad de traducción de que se trata (la mía era la jurídica, ahí queda eso)

-la combinación lingüística

-el poder de la lengua en cuestión, ya que en lenguas minoritarias el mercado de la inversa tiene un segmento considerable

Y claro, yo lo tenía todo en contra, y sin no, miren:

-Subcompetencia lingüística: Bueno, pues la verdad es que en inglés me manejo, no se lo voy a negar, pero de ahí a conocer el inglés del derecho público, pues va a ser que no. Y además, sus seños no es que escriban en un español sencillo que digamos.

-Subcompetencia extralingüística: Conocimientos de derecho público: CERO

-Subcompetencia instrumental y profesional: No tenía acceso a programas de traducción asistida ni a internet. Mi equipo estaba formado, sobre todo en la última semana, por un diccionario papel monolingüe, otro bilingüe y uno de términos jurídicos. Ya me dirán ustedes.

Y es que en la inversa la subcompetencia lingüística cobra una relevancia brutal respecto a la directa y yo he hecho un poco el ridículo.

Claro, he hecho un poco también el ridículo porque mi tutora me puso por los altares antes de llegar a Benidorm. Y, claro, cuando yo llegué esperaban al Mesías y se encontraron a alguien que tenía la mejor disponibilidad pero carencias brutales.

Y en verdad a mí me da un poco de pena no haber podido estar a la altura de las circunstancias (en interpretación sí, genial, pero en traducción... eso ya es otra cosa). Pero bueno, me lo he pasado pipa con mi jefa, que es una de las mujeres más competentes que conozco, he aprendido un montón y, qué quieren que les diga, volvería a coger mis prácticas en el TSJCV.

Hoy he sido largo y pesado. No me odien. Les prometo que dentro de poco les pondré un vídeo y nos hacemos unas risas.


Biblio (por si quieren leer un rato)

Beeby Lonsdale, A. (1996): «La traducción inversa». En: A. Hurtado Albir (ed.), La enseñanza de la traducción. Castellón: Universitat Jaume I., 57-78.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Danika Seleskovitch, luces y sobras de la reina de la IC (parte 1)


Hola amigos. Hoy vengo a retomar una sección de mi blog antaño olvidada: los grandes de la traducción. Y es que mi anterior post sobre el artículo de Oster me ha llevado a investigar una mijita sobre la intérprete y traductóloga Danika Seleskovitch. Les advierto de que va a ser un viaje apasionante a través de la vida de una mujer clave, pero en la sombra, en la historia del siglo pasado; una vida plagada de triunfos profesionales y académicos pero salpicada y marcada por las raíces de su pasaporte. Ya les cuento.

Fíjense ustedes que yo recuerdo a María Calzada, profesora también en la Jaume I, hablarnos de Seleskovitch en alguna clase en primero o segundo de carrera. Calzada la admira profundamente, créanme, y por ende yo siempre le he tenido como una simpatía espacial, o sideral, o llámenla como quieran. De hecho existe el premio Danika Seleksovitch a los mejores estudios sobre interpretación y, sorpresa, la última galardonada no ha sido otra que Miriam Schlesinger, una de las ponentes en el Simposio de Interpretación que organizó la Jaume I a principios del curso pasado.


Y es que si Seleskovitch no fue la primera en hacer una tesis sobre interpretación de conferencias, su tesis sobre la toma de notas en consecutiva basada en un corpus obtenido en situaciones reales fue más que pionera en el campo y conllevó el desarrollo de su propia teoría interpretativa en traducción.


Efectivamente, a Seleskovitch, además de su labor como intérprete y traductora, se le debe su enorme contribución a la profesión por su labor investigadora y el desarrollo de una teoría de la interpretación a la que dediaremos un post a parte, pero vamos, para que se hagan una idea, vayan teniendo en mente que el rasgo esencial de su modelo se centra en la fase de comprensión. El intérprete identifica el sentido de lo que dice el orador y lo reformula, así de sencillo. El amor de todo esto viene cuando nos dice Seleskovitch que reconocer el significado del discurso no es un acto verbal porque el sentido es independiente a las palabras. Con lo cual, una vez el intérprete conoce el sentido, las palabras en LM vienen a la mente de forma automática, como lo harían si estuviera hablando su lengua como orador.


En verdad a mí lo que me mola es que su modelo desdeña al propio vehículo, a la palabra, en favor de la noción del sentido, pero es que a Seleskovitch la lingüística siempre se la trajo un poco al pairo. Y eso es de agradecer.


Por si se lo preguntan, Seleskovitch nació en París allá por 1921, aunque su infancia la pasó a caballo entre Francia, Yugoslavia y Alemania (noten que lo de a caballo es sólo una expresión, que por aquel entonces ya había coches, oigan). Estudió idiomas en París después de la II Guerra Mundial (concretamente inglés y alemán) y en 1950 cruzó el charco para trabajar como traductora e intérprete para los planes Marshall, ahí queda eso. Después, en 1953, volvió a Europa para traducir toda la creación de la CECA, en la que estuvo trabajando hasta 1957 cuando entró ya como docente en la famosísima ESIT (Ecole Supérieure d'Interprètes et de Traducteurs) en París.


Allí conoció a Lederer, pero esa ya es otra historia.


En 1982 se convirtió en directora del ESIT. Por aquel entonces ya era megafamosa y se la invitaba a dar conferencias por todo el mundo. Se retiró por fin en 1990 pero continuó apoyando a sus alumnos y dando seminarios aquí y allá hasta su muerte.


Qué increíble, ¿verdad? Pues es cierto.


Como he leído por ahí: Conference interpretation would not be where it is today without Danica Seleskovitch.


Y nada, yo les dejo ya por hoy. Estén al tanto de mis próximas actualizaciones, porque no todo fueron luces en vida de esta intérprete (y van a flipar).


Les quiero, y recuerden que las mujeres gordas nunca son protagonistas, sino simples secundarias. Y si no miren a Teté Delgado (Oh the irony!)

P.S.: La anterior frase puede aplicarse a los hombres también, que luego las feminazis se me alborotan. No tiene nada que ver con el post en sí, así que no le den más vueltas. El sobrepeso no es gracioso y contribuye a enfermedades cardiovasculares de todo tipo. Si tiene usted sobrepeso mayor al grado 2 deje de leer este blog en este mismo momento. La cocaína tampoco es buena para su salud, pero eso ya se lo comento otro día.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mortífagos, serpientes y más


Este verano he descubierto que cuando ves una película de Harry Potter en inglés ¡TODO EL MUNDO TIENE ACENTO BRITÁNICO! Y claro, ahora que lo pienso así fríamente, tiene sentido... pero ustedes tendrían que haber visto mi cara al poner HP5 el otro día.

Y es que hoy vengo a hablarles de una traducción que me fascina hasta llevarme al infinito: la del nombre de los seguidores de Voldemort, los mortífagos.

Y es que el de mortífago es un término que me lleva a lo más alto sin siquiera tener que tocarme. Fíjense ustedes que la razón del nombre en custión la encontramos en Harry Potter y el cáliz de fuego, en el que tiene lugar una asamblea convocada por Voldemort en la que, así como muy místicamente, como a él le gusta, el Señor Tenebroso deja caer la siguiente perla: «Vosotros conocéis mi meta: conquistar la muerte».

El sentido de los mortífagos, de los Death Eaters, remitiría, entonces, a la actitud de los magos tenebrosos frente a la muerte, algo que deben superar, abolir, «devorar». Además, fíjense en el hechizo que hace El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado para reunir a sus huestes: Morsmordre, una voz francesa que literalmente significa “morder la muerte”.


Y los traductores, a quienes no se les escapan estas cosas, crean una palabra nueva para designar algo que en la vida real no existe. Y no lo dejan en inglés y le meten una cursiva, no (como ocurre con muggles, o con squib), sino que con dos cojones recurren a raíces léxicas del latín y del griego y crean un neologismo que lo flipas digno de entrar en el DRAE (sobre todo si tenemos en cuenta que existe almóndiga). De esta manera utilizaron el sustantivo latino mors, mortis («muerte») y los afijos -phăgus y -φάγος que significan «comer», «devorar».

Sublime. Erótico. Fantástico. Lingüístico.


Harry Potter ha tenido cuatro traductores en total, pero esto ya se lo cuento otro día. Hoy sin en cambio les hablaré un poquito de los creadores de este neologismo. Exceptuando el primero y los dos últimos libros de HP, son Nieves Martín Azofra y Adolfo Muñoz García los responsables directos de la criatura.


Qué quieren que les diga, pero esto de traducir en parejas lo veo yo pelín complicado, porque básicamente no tengo muy claro yo el proceso: ¿cómo lo hacen? ¿se sientan juntos y discuten? ¿traducen y ponen en común? ¿y pueden mantener el mismo estilo en todo el texto si son dos personas traduciendo? Y la respuesta ha de ser que sí, digo yo, porque el resultado es una maravilla.


Nieves Martín Azofra nació en 1957 (tiene 53 años, cotillas). Es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca y catedrática de Lengua Inglesa. Durante 20 años ha estado dando clase y participando en congresos y esas cosas que a los catedráticos les gusta hacer. Ha impartido varios cursos de traducción (el más importante de ellos, el que dio en la Universidad de Westminster de Londres)


Por su parte, Adolfo Muñoz Garcia nació en León, allá por 1964 (46 años, que aquí o lo sabemos de los dos o no lo sabemos de ninguno). Como curiosidad les diré que es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la coqueta localidad de Valencia y que en estos momentos está de excedencia voluntaria. Y además es crítico literario, oigan, aunque escribe bajo el pseudónimo de Garcimuñoz.


Y hasta aquí mi incursión en la magia oscura, por muy de Slythering que yo sea. Les prometo que otro día continúo con las dos traductoras más que ha tenido la saga, que sabe Dios que tengo bastantes cosas que decir sobre ambas, muajajajaja.

Les dejo con un traductor a lengua pársel, una lengua muy presente en las mujeres de mi familia y en mí mismo, que somos todos muy víboras. Y tengan en cuenta que el pársel lo ofrezco como lengua de trabajo, que tengo vídeos que lo demuestran.