miércoles, 30 de marzo de 2011

Otro tipo de traducción

Hoy les contaré un secreto. Cuando tenía 17 años, e incluso ya bien entrados los 18, que yo soy de enero, nunca tuve muy claro aquello de estudiar traducción. No. Para nada. A mí me gustaba la química, a mí me gustaba la biología. Aunque lo que me gustaba a mí eran mis profesoras de química y biología: Julia Patiño y María Alfonso. Las dos. Las amaba. Me enseñaron tanto que me faltarán blogs enteros para agradecérselo.

Consecuentemente yo iba a ser un hombre de ciencias, aunque no tenía muy claro qué tipo de ciencias, si les soy sincero.

Hoy vengo a hablarles de otro tipo de traducción, la del ADN, porque me apetece rememorar mi época de instituto. Al fin y al cabo es éste un blog de traducción, y de traducción vengo a hablarles. Por favor no crean que este post va a ser exhaustivo ni mucho menos, que mi memoria no da para tanto. Más bien va a ser un pequeño cuentecillo, vaya.

Partiremos de esta frase: “Nosotros somos nuestras proteínas.”

Y es que el ADN, fíjense por dónde, no es más que un recetario de las proteínas de nuestro cuerpo. El gen guarda la información, por ejemplo, del color de nuestros ojos; pero la que parte la pana y la que se come el marrón es la proteína, no se dejen engañar.

Bien, pues las instrucciones de montaje de cada una de nuestras proteínas está escrita en un lenguaje especial formado por desoxiribonucleótidos. Pongamos, pues, que el ADN habla catalán occidental, ea. El problema que se le presenta a la célula es que el señor encargado de hacer proteínas, el señor ribosoma, no entiende ese idioma; con lo que la segunda profesión más antigua del mundo, la nuestra, se pone en funcionamiento hasta a niveles celulares.

La formación de la proteína final se hace en dos fases:


[Representar elementos fonéticos, fonológicos, léxicos o morfológicos de una lengua o dialecto mediante un sistema de escritura] RAE dixit

La cosa es que el señor ribosoma sólo habla francés, y mire usted por dónde la célula no cuenta con intérpretes cualificados que hagan la combinación catalán occidental-francés. Así que lo que se hace es un pequeño relay, como en la interpretación de conferencias, ni más ni menos.

Del idioma de los desoxiribonucleótidos, el del ADN, la información se transcribe a otro dialecto, en este caso el catalán oriental o el idioma del ARN, el de los ribonucleótidos. El nombre de este primer traductor, si les insteresa, es ARN-polimerasa.

Feliz como una almeja, las instrucciones de montaje ya están en catalán oriental y, tachán tachán, la célula sí cuenta con intérpretes cualificados en esa combinación lingüística.


[Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra] RAE dixit

Bien, pues la cadena de ARN, es decir, la transcripción de las instrucciones de montaje de nuestra proteína, llega a manos del señor ribosoma, que, afortunadamente para nosotros, sí trabaja con la combinación lingüística que tenemos entre las manos. Raudo y veloz, nuestro ribosoma se encargará de pasar la información del lenguaje del ARN, el de los ribonucleótidos, o catalán oriental; al lenguaje de las proteínas, el de los aminoácidos o, en nuestro caso, el francés.

Y proteína hecha, vaya. Así de sencillo.

La ARN-polimerasa, como cualquier traductor, también se equivoca, no se vayan a pensar. De hecho comete un pequeño error de transcripción cada 107 palabras (desoxiribonucleótidos) que traduce. Pero no se vaya a preocupar, que la ARN-polimerasa, profesional donde las haya, siempre revisa su trabajo antes de entregárselo al señor ribosoma, faltaría más.

Bien, veamos ejemplos, que eso mola.

Ejemplo de transcipción:

5' TCCCGGTCC 3'
3' AGGGCCUGG 5'

Como ven es el mismo idioma, las mismas letras (casi). Simplemente cambiamos de dialecto.

Ejemplo de traducción:

Les adjunto el diccionario, que esto es más complidado



3' TGAGCCTTA 5'

se convierte en:

AGG =Arginina
GCC = Alanina
UGG= Triptófano

Y poco más que le pueda yo decir, hasta aquí mi incursión en el mundo de la biología celular. Espero que lo hayan disfrutado. Y si he cometido algún error, ruego me perdonen, oigan, que yo estoy hace literalmente cinco años que ni pensaba en esto. Y me ha hecho ilusión.

Amparo Hurtado

He de decir, porque hoy empiezo así, a las bravas, que Amparo Hurtado es una persona que ocupa mi mente así como muy frecuentemente. Yo les seré sincero, pero es que desde el día en que, en primero de carrera, nos tuvimos que leer El libro gordo de la Hurtado, le tengo una gran admiración, y eso que ni la conozco.

La doctora Hurtado me fascina porque se dedica a las tres facetas de la Traducción: es traductóloga, es traductora y es docente. Entenderán que Hurtado duerma, como mucho, una hora y media al día, para qué más...

Hurtado estudió Filología Moderna en la Universidad de Valencia, donde presentó su tesina sobre “Literatura e ideología”. Más tarde se fue a la Universidad de París VIII a hacer un máster en sociología de la literatura. Como ven, Hurtado tenía una clara vocación filológica, Dior nos libre (jk). Todo se hubiera quedado en esas de no ser porque, en 1978, el primer centro de formación de traductores e intérpretes de España, la Escuela Universitaria de Traductores e Intérpretes de la Universitat Autònoma de Barcelona, la fichó como profesora de traducción francés-español.

En ese momento la orientación de la doctora Hurtado cambió por completo, gracias a Dior, ahora sí. Lo que pasó fue que, dando clase de traducción, se dio cuenta de que no era tan sencillo y de que surgían problemas aquí y allá derivados de la didáctica de la traducción. Así que, ni corta ni perezosa, se puso el mundo por montera y marchó a la ESIT a hacer un doctorado en Ciencias de la Interpretación y de la Traducción, donde presentó su tesis doctoral en 1986 sobre la noción de fidelidad en traducción.

De esa estancia se deduce, digo yo, la importancia del sentido en los trabajos teóricos de Hurtado; y es que cuando trabajas mano a mano con Lederer o con Seleskovitch algo se te tiene que pegar, oigan. Sobre todo si es la mismísima Selekovitch la que te dirige la tesis. De hecho Hurtado es la cabeza española de la teoría interpretativa, y por ello le aplaudo.

Cabeza del grupo PACTE desde 1997, los estudios sobre competencia traductora de Hurtado (et al, seamos justos) sorprenden a propios y a ajenos; y es que el modelo de competencia que propone PACTE en 2003 aporta, en mi opinión, la mejor clasificación de La Competencia, así, en mayúsculas, de todos los tiempos.

Destaca igualmente su interés en el diseño de objetivos de aprendizaje y en la búsqueda de un marco metodológico en didáctica de traducción que llene esos vacíos que todavía existen en las materias relacionadas en la formación de traductores e intérpretes: la enseñanza de lengua extranjera para traductores, la iniciación a la traducción, la traducción entre lenguas maternas, la traducción especializada (técnica, jurídica, literaria y audiovisual) y la interpretación.

Y por último, aquí donde la ven, Amparo Hurtado formó parte de esa Comisión de sabios que implantó la titulación de TeI en mi querida uji, con gentes como Rosa Agost, Justine Brehm, Pilar Civera, Frederic Chaume, Silvia Gamero, Amparo Jiménez, Isabel García, Josep Marco, M. Masiá y Josep Verdegal.

Entenderán ustedes que yo tenga a semejante monstruo de la traducción en bien alta estima. Además, es que me la veo cual hormiguilla, trabajando poco a poco, sin darle importancia a lo que hace, sintiéndose nada más -y nada menos- que una mera facilitadora más en la formación de traductores.

Y bien, como sujeto que ha estudiando la titulación que Hurtado ayudó a implantar he de decir que efectivamente, la Comisión de sabios de la que hablaba arriba cumplió su papel, y con creces. No pude hacer mejor elección que la de unirme a mi querida uji.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El impacto de la educación no formal en TeI: un estudio empírico






Como les prometí, aquí vengo a justificarles el impacto positivo de la educación no formal en mi formación como traductor. Esto viene de este otro post, no se vayan a creer. Basándome en el concepto de competencia traductora que propone el grupo PACTE, intento explicárselo punto por punto.

1) Competencia lingüística en las dos lenguas
    1. competencia gramatical (vocabulario, formación de palabras, estructuración de oraciones, semántica, pronunciación y ortografía)
    2. competecia textual (dominio de combinación de formas lingüísticas para elaborar un texto escrito, atendiendo también a criterios de coherencia y cohesión)
    3. competencia ilocutiva, relacionada con las funciones del lenguaje
    4. competencia sociolingüística, relacionada con la producción y comprensión apropiados en diversos contextos sociolingüísticos (estatus de los participantes, convenciones de la interacción)

En cinco años he participado en multitud de eventos en los que la única lengua vehicular era el inglés, las 24 horas del día, expuesto a decenas de acentos no nativos diferentes. He redactado tantos proyectos que no les puedo dar un número, y los he traducido al inglés y al catalán. He hecho corrección textual de publicaciones de AEGEE (Key to Europe, por ejemplo). Usaba las palabras empower, foster y enhance antes de saber cómo se decían en español. Y ahora, como vicechairman, redacto toda la documentación de los eventos estatutarios, estoy familiarizado con los estatutos, trabajo con ellos y los comprendo (están en inglés y en francés, oigan; y jurídico, para más señas) y soy capaz de dirigir sesiones plenarias en los que el registro (modo, tono y tenor) no tiene nada que ver con el del inglés que utilizo cuando he dado una charla o he participado en un taller. ¿Competencia lingüística? Creo que sí.

2) Competencia extralingüística
    1. conocimientos sobre la traducción
    2. conocimientos biculturales
    3. conocimientos enciclopédicos
    4. conocimientos temáticos

He visitado dieciséis países europeos, la mayoría de ellos más de una vez. He compartido muchísimos momentos con gente de nombre Zeynep, o Tomasz, o Wojteck. Estoy familiarizado con las gentes y la cultura de los países de Europa porque la he vivido de primera mano. Y además de conocer Europa tambien conozco el ámbito organizacional de una oenegé porque, no se olviden, detrás de la estructura de AEGEE se esconde la asociación interdisciplinaria más grande de Europa, con más de quince mil miembros. He asistido a talleres sobre integración europea, pero también de medioambiente, de lenguas como el turco o el letón, de recursos humanos, o del arte de contar cuentos y cómo implementarlo en mis discursos orales. Sé poner en un mapa lugares como Dnipropetrovsk, Eskisehir o Nijmegen y sé pronunciar esos nombres. Puedo hacer informes de cuentas e informes de actividades y conozco, al menos, capital, moneda y algún trocillo de alguna canción típica de la gran mayoría de los países de Europa. ¿Competencia extralingüística? Creo que sí.

3) Competencia de transferencia (saber recorrer el proceso traductor)

Traduzco en AEGEE toda la documentación a nivel local del español al catalán y viceversa. Todos los proyectos se envían a Europa en inglés y a veces en francés, lo que significa que, de entrada un proyecto redactado implica dos traducciones como mímino. Eso me habrá dado experiencia respecto a esta competencia, ¿no? Creo que sí.

4) Competencia instrumental y profesional
    1. conocimiento y uso de fuentes de documentación de todo tipo
    2. conocimiento y uso de las nuevas tecnologías
    3. conocimiento del mercado laboral y del comportamiento del traductor profesional

Trabajo con sedes de AEGEE que están en la otra punta de Europa. Uso Skype para mis reuniones. Dropbox para compartir archivos, Typewithme para reuniones de trabajo, Excel para los informes de cuentas que hay que rendir a Europa, oigan, Gmail para la comunicación diaria, escribo en el blog de mi sede y participo en tantas listas de distribución que no se lo creerían si se lo dijera. Creo que puedo moverme con esto de las nuevas tecnologías aunque, y eso es bien cierto, no toco CAT y esas cosas. Aun así, puedo trabajar en equipo sin vernos las caras y nadie sufre en este juego sangriento.
5) Competencia psicofisiológica
    1. facultades cognitivas de memoria y atención
    2. actitudes psicológicas (curiosidad intelectual, perseverancia, rigor, espíritu crítico, conocimiento y confianza en las propias capacidades)
    3. Habilidad para desarrollar procesos de creatividad, razonamientos lógicos, análisis, síntesis

Presido sesiones plenarias delante de ochocientas personas, y lo hago en inglés. Decido sobre talleres de formación, redacto la orden del día en los eventos estatutarios. Presido sesiones de cambios jurídicos en los estatutos de la asociación. Y si me piden interpretación puntual al francés (la otra lengua oficial de AEGEE) la doy. Soporto la tensión, los nervios y tiro para adelante con los cañones, como Juana de Arco. Doy charlas y talleres varios. Fijo plazos y me fijan plazos, y sabe Dios sabe que se cumplen, los unos y los otros. Dedido sobe desavenencias puntuales, micrófono en mano y audiencia juzgando enfrente. Sopeso, valoro, apuesto. Trabajo en equipo, a nivel local y europeo. Soy responsable con mi trabajo y demuestro un interés extra que podría estar dedicando a aprender a hacer encaje de bolillos o a ver la televisión.
6) Competencia estratégica (procedimientos individuales, conscientes y no conscientes, verbales y no verbales, internos y externos, utilizados para resolver los problemas encontrados en el desarrollo del proceso traductor)

Esto no se explota, sino que se gana poco a poco y de forma inconsciente, osea que no les puedo decir.

Visto lo cual, sigo diciendo que AEGEE ha sido el gran complemento de formación en mis estudios de TeI, y que la educación no formal es un complemento más que útil. Y encima me lo he pasado, y me lo estoy pasando, tan tan bien, y he conocido a tanta gente magnífica que... en fin.

Y ustedes ¿qué opinan?


   Gentes de AEGEE-Academy (recursos humanos) después de una reunión

[10 de marzo] P.S. Por favor no se tomen este post como un qué divino soy y cuántas cosas hago, porque no es ésa mi intención. Me he puesto a mí mismo como ejemplo como podría haber puesto a cada una de las personas que aparecen en la foto de arriba, por decir algo. Sin embargo hablaba del impacto de la educación no formal en TeI y no en Biología y Veterinaria (Miguel, el primero por la izquierda) o en Lingüística (Muriël, justo al lado de Miguel). De hecho en estos momentos ni me dedico a la traducción (ya quisiera), osea que ya me dirán ustedes... :-)

Sobre la educación no formal




Señores, esto de re-belle es como la comida china: que no como habitualmente pero el día en que voy al restaurante como como si no hubiera mañana. Pues esto es igual: o no escribo, o hago cinco posts uno detrás del otro.

Hoy vengo a hablarles de la columna vertebral de toda mi vida universitaria, que, aunque pueda parecerles raro, no se sitúa dentro de la universidad sino fuera de ella. Vengo a hablarles de AEGEE.
De hecho les escribo enfermito y todo ya que la semana pasada tuvo lugar la Junta de Comités Ejecutivos del Foro Europeo de Estudiantes (AEGEE) en la coqueta localidad de Riga, y allí que estuve yo presidiendo las sesiones plenarias ante cuatrocientas personas, persona arriba, persona abajo. No se lo he dicho, pero en mis ratos libres soy Vice-Chairman de AEGEE.

Y, al acabar, feliz cual almeja, me dio por pensar el cómo había llegado yo hasta ahí. Y la respuesta es clara: la educación no formal.

Parto en cualquier caso, si es que a alguien le intersea, del concepto de que la educación es un proceso que nunca acaba, algo que se matiza, se desarrolla y se practica a lo largo de toda una vida y que es común a todas las disciplinas.

Existen, pues, tres fuentes de educación claras:

Educación formal, que se podría definir como el aprendizaje ofrecido normalmente por un centro de educación o formación, con carácter estructurado (según objetivos didácticos, duración o soporte) y que concluye con una certificación. El aprendizaje formal es intencional desde la perspectiva del alumno. Ejemplo de ello, mi licenciatura en Traducción e Interpretación.

Educación informal, que sería el aprendizaje que se obtiene en las actividades de la vida cotidiana relacionadas con el trabajo, la familia o el ocio. No está estructurado y normalmente no conduce a una certificación. El aprendizaje informal puede ser intencional pero, en la mayoría de los casos, no lo es (es fortuito o aleatorio), igual que cuando aprendí, en una fiesta letona, que si digo “palies smuka” a la chica de la barra le estoy diciendo “gracias, guapa”. Pues eso.

Educación no formal, que no es otra cosa que el aprendizaje que no es ofrecido por un centro de educación o formación y normalmente no conduce a una certificación. No obstante, tiene carácter estructurado (en objetivos didácticos, duración o soporte). El aprendizaje no formal es intencional desde la perspectiva del alumno, como el trabajo que hace AEGEE.

Desafortunadamente en España la educación no formal no tiene ningún impacto en el futuro laboral de las personas. Hacemos las cosas porque queremos y porque sabemos que no va a haber recompensa ni académica ni profesional. Y es una pena, oigan.

Y sin embargo, en los últimos cinco años con AEGEE, primero en la junta local y ahora a nivel europeo, he hecho un sinfín de actividades que me han enriquecido como persona, sí, pero también como profesional en traducción. Y si no se lo creen, en mi próximo post les hago un desglose de competencias, que no me cuesta nada.

El señor Shigeru Aoyagi, jefe de la Sección de Alfabetización y Educación no Formal de la UNESCO, lo tiene muy claro cuando dice al respecto:

“Pensamos que la educación no formal tiene un potencial enorme en los sistemas de aprendizaje o sistemas educativos del futuro para desarrollar una enseñanza centrada en el discente y hecha a su medida.”

Y qué quieren que les diga, yo estoy de acuerdo con él.

Creo que ya va siendo hora un poquito de reconocer el valor de la educación no formal en el currículum de las personas humanas.

De hecho, en un mar lleno de titulados universitarios, todos en paro, oigan, reivindicar la educación no formal es marcar la diferencia entre la masa y el pequeño número personas más que preparadas que no se ha limitado a aprobar sus asignaturas y vivir la vida: me refiero a la gente que ha decidido dar un paso y comprometerse; ahí está la diferencia.