domingo, 29 de enero de 2012

Word Lens, ¿el final de los traductores?

Amigas, si me siguen con alguna asiduidad sabrán que yo no soy muy de la informática. De hecho el año pasado mi maravillosa compañera de casa María me hacía powerpoints, no les digo más. Y por eso entenderán que cuando yo vea el siguiente video me haga cruces al grito de: magia.

Vean, vean





¿Cómo se quedan? Es más que probable que ya lo conocieran, porque yo suelo llegar tarde a estas cosas, pero aun así no me podrán negar que el aparatito tiene su vistosidad, eh.

Y en verdad cuando te explican cómo funciona no tiene tampoco ningún misterio, o bueno, sí lo tiene, pero al menos lo tiene con explicación. Funciona a través de un OCR normalillo que se activa al usar la cámara del teléfono: se identifican letras y palabras, de ahí, al diccionario de equivalencias lingüísticas y ponemos la traducción en el entorno original. Es un poco como Google Googles pero con dis diferiencias: no necesita conexión a Internet para funcionar y la traducción se presenta directamente sobre el mundo real a través de la cámara; de ahí el efecto mágico.

Word Lens se creó ahora hace un año y doce días, y desde entonces ha tenido ya dos actualizaciones, una en la que se amplió su alcance a iPad también (en un principio sólo existía para iPod Touch y iPhone) y una segunda en la que se amplió la combinación de lenguas al francés (el primer par de lenguas fue inglés-español)

Sus creadores, por si les interesa, son Otavio Good, un señor que hacía videojuegos y que fundó Quest Visual, a la que pertenece la aplicación en cuestión; y John De Weese, programador y hacedor de videojuegos también.

Eso sí, no es gratis. Gratismente puedes hacer desaparecer las palabras de los carteles, o cambiar el orden de las letras. Si quieres traducir, hay que comprar los diccionarios. Que no son muy caros, pero vamos, yo se lo cuento y ustedes deciden ya.

De todos modos, por mucha magia que nuestros teléfonos tengan, nosotros seguiremos existiendo, porque Word Lens es una herramienta ad hoc, que nos puede sacar de algún lío ocasional, que nos hará entender carteles y cositas puntuales, pero el traductor, al menos por ahora, seguirá ahí. Que nos tengamos que especializar, es cierto. Nadie duda ya que el traductor de la máquina de escribir, el pitillo y el diccionario ha muerto. Pero nos reinventamos, y palante.

Así que volviendo a la pregunta de mi post: Word Lens, ¿el final de los traductores? No.

lunes, 23 de enero de 2012

La intérprete de diez años

Yo creo que, sobre todo cuando te asomas al abismo laboral por primera vez, el sentimiento de miedo invade al más valiente. Y con la que está cayendo.

Y me van a permitir que sea pesimista, sí señor, porque posts optimistas hay, y muchos.

Y tampoco hablo de pesimismo, en verdad. Yo hablo más de nostalgia, una palabra que me encanta. Nostalgia. Con sufijo de dolor. Porque no me digan que no duele de vez en cuando.

Verán, estuve en mi querida uji hace unos días y, de casualidad, me encontré con algunos compañeros de promoción. Qué gris todo. Y, a un año de acabar la carrera puedo contar con los dedos de una mano (y me sobran cinco) los compañeros que se dedican a la traducción.

Algunos hacemos másters de traducción, otros hacen másters en educación, otros son asistentes de conversación por el mundo y, en fin, igual seré yo, pero echo de menos cuando era estudiante e iba a la universidad y aprendía por aprender. La traducción por la traducción. El arte por el arte.

Pero así estamos.

De todos modos me alegra ver el caso de esta niña, Alexia Sloane, la intérprete del Parlamento más joven de toda su historia, con diez años, y sin vista.





Habla español y francés por parte de su madre. Habla inglés por parte del padre. Estudia mandarín en el colegio y acaba de empezar con el alemán, en plan reto personal. Sumadle en braille, claro.

Ya se ha sacado el GCSE de sus dos primeras lenguas con A*. El de mandarín se lo saca este año. Y repito que tiene diez años (sus compañeros no se sacarán los GCSE hasta dentro de seis).

Decidió que quería ser intérprete con seis años, y vio cumplido su sueño en abril de este año, al ganar un premio al joven triunfador del año. Ése fue el premio que eligió. Incluso necesitó un permiso especial para entrar en el Parlamento, porque de normal no entran menores de 14.

Dicen que es buena. Y yo que me alegro. Les paso también una entrevista en la radio que le hicieron. Suena un poco pedante con frases del tipo "Adoro los exámenes, no entiendo cómo la gente puede tenerles miedo" o cosas así, pero supongo que es porque es muy joven todavía. Es buena, y lo sabe; sólo le falta aprender cómo desenvolverse siendo un genio.

Ojalá tenga mucha suerte.

domingo, 15 de enero de 2012

MA Legal Translation



Les voy a contar una de las razones de por qué no escribo con tanto frecuencia como lo hacía antes; antes cuando escribir no se me había oxidado y me inspiraba con cosas pequeñas.

Resulta que estoy haciendo un máster en traducción jurídica en la City University (Londres). Y vengo a venderles contarles mis venturas y desventuras por el curso en cuestión.

Para aquellos que se estén planteando hacer un máster como ése, les diré, en breve, que sí, que es guay. A los que quieran saber más, pues les diré que el máster es semipresencial, con módulos condensados (clases de miércoles a sábado) una vez al mes (o dos semanas seguidas cada dos meses).

El máster tiene ocho módulos más la tesis final de máster:

Principles and Practice of Legal Translation
Translation for Litigation
Terminology and Translation of Contracts
Company and Commercial Law: Legal Principles and Translation
Terminology and Translation of Property Documents
EU: Legal Principles and Translation
The Translation Professional
Financial Legal Translation



A estas alturas de mi vida llevo hechos cuatro de los módulos, y en general estoy muy contento. Y la metodología está muy bien pensada, la verdad. Hay tres tipos de clases:

1) Derecho inglés, en las que estamos todos, de todas las combinaciones
2) Derecho español (en nuestro caso, vaya), en la que estamos los de la directa y los de la inversa de español
3) Talleres de traducción, donde no nos juntamos más de siete (va por combinación lingüística y se aprovechan mucho mucho)

Tanto nuestra profesora de derecho español (Margarita Prieto Acosta) como el profesor del taller de traducción (Ricardo Perales) son ammor, y nos cuidan y nos quieren y nos explican las cosas muy muy bien. Una gozada, oigan.

Y me encanta que en la case la gente sea tan buena; de hecho la media de edad es bastante alta y traductores noveles somos cuatro y ya. Y hay bastantes abogados en el curso, que eso siempre es bueno y enriquece un montón las clases, en serio.

Aunque eso sí, yo le encuentro dos cosas así chungas. Primero el precio, y es que madre mía, cómo está la vida... Y segundo que, al ser un máster semipresencial, se pierde un poco el espíritu de clase y todo parece muy distante y muy vago.

O quizá sea yo, que echo de menos el día a día de ir a clase.

domingo, 8 de enero de 2012

Relay interpreting

Relay interpreting occurs when several languages are the target-language. A source-language interpreter renders the message to a language common to every interpreter, who then renders the message to his or her specific target-language.





Hoy le dedico este post a mi amigo David Cabrera, intérprete en ciernes, traductor y mejor persona. Su blog, The booth inhabitant, es muy muy bueno. Se lo recomiendo de verdad.

lunes, 2 de enero de 2012

Una de guerra


En esto de la guerra, a veces pasan cosas que me dejan muerto en la bañera con el secador en al mano. Y no se crean que no me interesa el tema, la historia en general, que yo soy muy fans del blog Historias de la Historia, del cual no sólo he sacado la idea de este post sino que leo habitualmente.

Verán, cuando las cosas se ponen chungas, todo puede mal-interpretarse. Imaginen ustedes qué fácil es caer en el error si encima hay dos lenguas de por medio.

El error de traducción en este caso es del intérprete de Nikita Khrushchev, dirigente de la Unión Soviética durante una parte de la Guerra Fría y Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1953 y 1964.

Pues bien. Sepan ustedes que allá por 1956 Nasser se convirtió en presidente de Egipto y comenzó con una ola de medidas encaminadas a modernizar el país. Básicamente el pequeño buenhombre decía adiós a los pasados intentos de acercamiento a Occidente y abrazaba a sus hermanos árabes, sobre todo Siria y Jordania. Se nacionalizó el canal de Suez, se aplicaron políticas más cercanas al socialismo, etcétera. Y todo ello provocó la Guerra del Sinaí, en la que Egipto tuvo que vérselas con Reino Unido, Israel y Francia.

En ese contexto Khrushchev dio un discurso desde la embajada de Polonia en Moscú en el que denunciaba la intromisión más absoluta por parte de Occidente en Egipto. Habló sobre los peligros del capitalismo, ensalzó el comunismo como baluarte de la sociedad moderna, justa y equitativa de la época. Y acabó con la siguiente frase, o eso es lo que escucharon los oyentes no nativos:

Los enterraremos. (Мы вас похороним!)

Obviamente la gente se quedó muy muerta. ¿Significaba esto que la URSS amenazaba con destruir Occidente? ¿Iba la URSS a alinearse con Egipto en la Guerra del Sinaí? ¿Comenzaba la III Guerra Mundial?

Bien, tanto había ensalzado Khrushchev las beldades del comunismo que lo que en realidad quiso hacer fue predecir el final del capitalismo como sistema imperante y de futuro. Predijo su autodestrucción.

Les guste o no, dijo, vamos a estar presentes en su entierro. (Нравится вам или нет, но история на нашей стороне. Мы вас закопаем)

El comunismo, a fin de cuentas, sobreviviría al capitalismo.

Eso sí, la frase en cuestión dejó en un ¡ay! a Europa entera :) Y todo por el intérprete.