viernes, 18 de febrero de 2011

Lingüística falócrata



Llevo tanto tiempo esperando este post, que no sé cómo empezarlo. Verán, muchas feminazis me llaman cosas, sin ser yo nada de eso. Todo esto viene de un post antiguo sobre los estudios feministas de traducción y, ustedes saben, cría fama y échate a dormir. Pero nada más lejos de la verdad.

Hoy vengo a hablarles de mujeres y de la Real Academia. Déjenme que empiece con unas declaraciones de nuestra nueva académica Inés Fernández-Ordóñez:

"No creo que la ausencia o presencia femenina haya tenido o tenga repercusión en el tratamiento de cuestiones lingüísticas. Las mujeres aportarán a la Academia lo mismo que los hombres: su saber sobre la lengua y la literatura españolas. Muchas tienen méritos sobrados en esos campos, por lo que resulta difícil explicar por qué se ha demorado tanto su incorporación”

MENTIRA

La Real Academia Española se fundó en 1713. De hecho de aquí a un par de años celebraremos su aniversario número trescientos, ni cortos ni perezosos.

La iniciativa del asunto la tuvo Juan Manuel Fernández Pacheco con el propósito de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Vale.

El objetivo era fijar el idioma en el estado de plenitud que había alcanzado durante el siglo XVI y que se había consolidado en el XVII. Se tomaron como modelo para su creación la Accademia della Crusca italiana (1582) y la Academia francesa (1635). Su creación, con 24 sillones, fue aprobada el 3 de octubre de 1714 por Real Cédula de Felipe V, quien la acogió bajo su «amparo y Real Protección».

Desde entonces, más de mil, repito M-I-L hombres han pasado por las butacas de la RAE. ¿Saben ustedes cuántas mujeres? Ocho.

Este panorama anacrónico y del todo incomprensible que vivimos, ahora sobre todo que la RAE se vanagloria de tanta era digital etcétera, queda supuestamente legitimado por las palabras que mencionábamos arriba de la nueva académica.

Y, digo yo, ¿es que no hay filólogas, ni escritoras, ni investigadoras, ni filósofas o científicas del lenguaje con conocimientos y categoría semejantes a las de los hombres que nos representan? ¿De verdad?

Porque a mí se me ocurren nombres así como María Moliner, la Pardo Bazán, Carmen Laforet, María Zambrano, Clara Janés (que además traduce) y muchas otras. No sé. Igual soy yo.

Como yo lo veo, al excluir a las mujeres de tan digna posición se nos priva a los demás de la particular mirada de la mujer sobre la compleja realidad actual, empobreciendo por esta ausencia de lo femenino la labor que lleva a cabo la Real Academia Española.

Señores, que es que estamos dejando fuera a la mitad de la población, con su mundo y conocimientos particulares. ¿Estamos locos?

En estos momentos hay tres sillones vacantes en la RAE. Tres: la Z de Franciso Ayala, la e de Miguel Delibes y la n de García-Yebra.

Ya veremos quién se los queda.

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