Señores, estoy desolado. Estoy desolado porque les había escrito este mismo post y, justamente al publicarlo, lo he borrado todo y no he guardado copia. Una hora y media de trabajo, oigan. Pero en fin... qué le vamos a hacer.
Hoy venía a comentarles, entre unas cosas y otras, lo de la nueva académica en la RAE, la filóloga Inés Fernández-Ordóñez. Primero que nada veamos una foto y así la tenemos todos en mente:
Bien está.
Venía a decirles que el pasado día de San Valentín la señora que ven en la foto leyó su discurso de entrada en la RAE, un discurso que llevó por nombre: La lengua de Castilla y la formación del español.
No es que fuera a hablarles del discurso hoy mismo, porque como ustedes mismos comprenderán, el discurso tiene más de ciento veinte páginas y uno tiene quereseres diarios que atender. Sin embargo, les prometo que, en cuanto tenga una mijita más de tiempo le dediaré un monográfico. Palabrita del niño Jesús.
Eso sí, déjenme adelantarles que lo que más me está gustando del mismo es cómo la flamante nueva académica se apoya en el Atlas lingüístico de la Península Ibérica para desmontarle la paraeta al mismísimo Menéndez-Pidal, precursor del Atlas en cuestión.
Maravilloso.
La verdad es que, en ese sentido, Fernández-Ordóñez tiene un poquito la razón al afirmar que Menéndez-Pidal vivió una España en la que ensalzar el ideario de la gran España impregnaba todos los campos, filología incluida. De ahí que el señor tomara la lengua española por una imagen especular de ese castellano de Castilla que mirábamos así como de reojo en las clases de Lengua y Literatura.
Fernández-Ordónez viene a decir que de eso nada, que donde hay lenguas en contacto, hay interferencias e influencias, y el español no se libró de ellas. Así, el catalán, el asturleonés y el gallegoportugués, por ejemplo, dieron también forma a la lengua en que nos expresamos hoy en día.
De formación, la nueva académica es experta en dialectología y en literatura medieval, ahí queda eso, y dirige el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural.
Y un servidor, que es muy de ir a fuentes sólidas y fiables ha recurrido a la publicación YoDona para conocer más profundamente a Fernández-Ordóñez.
Porque claro, a mí me interesa saber, por ejemplo, qué piensa Fernández-Ordóñez de la cuota de representatividad de mujeres en el seno de la Academia, a lo que ella misma responde:
"No creo que la ausencia o presencia femenina haya tenido o tenga repercusión en el tratamiento de cuestiones lingüísticas. Las mujeres aportarán a la Academia lo mismo que los hombres: su saber sobre la lengua y la literatura españolas. Muchas tienen méritos sobrados en esos campos, por lo que resulta difícil explicar por qué se ha demorado tanto su incorporación"
En realidad yo no estoy muy de acuerdo con ella. Primero por aquello de que "le resulta difícil explicar" el porqué de la demora. Ante eso podríamos esribir blogs enteros, vaya. Y luego tampoo me gusta mucho su opinión sobre la, en este caso, no repercusión de la presencia femenina. Digo yo que la lengua la usan hombres y mujeres por igual, con lo que no veo por qué sólo unas poquitas hembras pueden acceder a tan honorable posición. Pero en fin, allá ella.
Supongo que, con aquello de que acaba de llegar, la muchacha no va a ponerse a lanzar bombas de racimo a propios y ajenos y preferirá una discreta y anodina respuesta, digo yo.
Y luego le preguntan sobre si ella es miembro o miembra de la RAE:
"Indudablemente, soy miembro. Ahora bien, 'miembro' es una palabra con varias acepciones. Como parte del cuerpo, es evidente que no admite flexión de género, pero en su acepción de 'socio, integrante de un colectivo', es posible que los hablantes formen un femenino analógico, del mismo modo que se han creado 'presidenta' de 'presidente' o 'ministra' de 'ministro'. En francés, por ejemplo, se dice 'monsieur' o 'madame le président o le ministre', 'la señora ministro', 'la señora presidente': no existen los femeninos analógicos del español. Pero para que una creación de este tipo sea admitida no debe ser individual, propia de un hablante único o de unos pocos, sino que debe estar acreditada por el uso colectivo, lo que desde luego por ahora no sucede con 'miembra'."
Vaya, esto no me lo esperaba.
Y antes de irme, debo decir, porque o lo digo o reviento, que aunque la elección del terciopelo del vestido es un plus, con aquello de que se lleva esta temporada, las transparencias en los brazos me queman por dentro. Y es que me remiten más a Noche de Fiesta que a un acto como éste. Pero bueno, allá cada cual, oigan.
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