miércoles, 20 de octubre de 2010

Localización ¿Lo... qué?


Cuando das tus primeros pasos en el mundillo de la traducción empiezan a resonar en tu cabeza palabras totalmente nuevas, te sumerges en un torbellino de terminología específica y te arrastra una ola de jerga incomprensible. Unos meses después del pánico inicial, comienzas a mantenerte a flote entre tanto concepto incomprensible y poco más tarde ya eres toda una Gemma Mengual y puedes dar piruetas de texto en texto como pez en el agua.

Y sólo entonces es cuando localización comienza a tener un significado especial. Ya no se trata de situar un punto en el espacio o de buscar exteriores como setting de un rodaje. La localización tiene mucho que ver con nuestro ánimo, es más, se trata concretamente de la traducción de software, páginas web y otros productos multimedia del estilo.

«¿Y por qué localización?» se preguntarán algunos lectores. Localizar un programa informático consiste en adaptar su contenido a la cultura local del receptor meta. No se trata pues de una mera traducción de la información lingüística, del paso de la lengua origen a la lengua meta. La localización implica un proceso más elaborado en el que también entran, entre otros, la programación, la maquetación o el diseño. En esto son expertos nuestros colegas del equipo de investigación TecnoLeTTra —no, no me he vuelto una shiKiya cAnI, se escribe así— que ofrecen en la Universitat Jaume I el máster en Localización y Tecnologías de la Traducción TECNOLOC.

Yo sólo les voy a enseñar unas pinceladas sobre este mundillo, luego ya si quieren se matriculan en el máster, que seguro que es muy interesante.

La localización de software comprende diferentes subtareas, a saber:

· Traducción de la caja del software —sí, señores, ese trabajo lo lleva a cabo un traductor— y de todos los documentos que van en ella: guía del usuario, tarjeta de registro del producto, etc.

· Localización de la aplicación.

· Localización de la ayuda.

El primer punto entraría dentro de lo que sería un proceso de traducción «normal». Eso sí, el contenido del packaging suele cambiar por fuerza, ya que los temas relacionados con la garantía y seguridad del usuario son diferentes de un país a otro. Por ejemplo, los manuales de instrucciones norteamericanos siempre incluyen numerosas advertencias de seguridad, que en muchas ocasiones son obvias o incluso ridículas para el usuario español. ¿La razón? Los estadounidenses son capaces de demandar a su abuela si se queman con la sopa caliente, así que las empresas se curan en salud a la hora de redactar las instrucciones de los diferentes productos.

Papeleo a parte, ¿se han preguntado alguna vez cómo se traduce la interfaz de un programa informático?

Lo crean o no, tanto la aplicación informática como el archivo de ayuda requieren herramientas muy específicas que nos permitan separar el texto traducible del texto escrito en lenguaje de programación, porque se borra sin querer un símbolo de mayor qué o una barra y… bye bye, miss american file.

El uso de herramientas informáticas específicas —como Alchemy CATALYST o PASSOLO— permite al traductor realizar su trabajo y comprobar al mismo tiempo dónde se encuentra cada fragmento de texto y cómo va quedando el producto final. Fíjense en esto: de nada serviría ir traduciendo las palabras sueltas de la interfaz o los posibles mensajes de aviso, error, etc. si no sabemos dónde nos vamos a topar con ellos. Una traducción hecha al tuntún sólo nos llevaría a mensajes, gramaticalmente incorrectos, confusos o incomprensibles.

Interfaz de Alchemy CATALYST


Mención a parte merece la traducción de las teclas de acceso rápido o los atajos del teclado.

Cojamos por ejemplo la aplicación Word de Microsoft cuando se usa con Windows (el caso del Microsoft Office para Mac OS es diferente).


Español

Inglés

Guardar

Cntr+G

Cntr+S

Save

Negrita

Cntr+N

Cntr+B

Bold

Subrayado

Cntr+S

Cntr+U

Underline


Pero aún hay más: si son usuarios de Windows se habrán fijado que en las palabras de los diferentes menús de la interfaz hay casi siempre una letra subrayada. Esto sirve para desplegar el menú de forma rapidísima con la tecla ALT y poder olvidarse del ratón para siempre. Pues bien, eso también hay que traducirlo, porque como verán ustedes, no es lo mismo Abrir que Open o Herramientas que Tools.

Ejemplos de este tipo hay miles, les invito a pasearse por sus aplicaciones y a reflexionar sobre la dificultad que puede llegar a suponer la localización de software. Y no se crean que esto acaba aquí, porque los videojuegos también se localizan, pero la explicación me la reservo para próximos posts, porque eso sí que es jugar en otra liga.

5 comentarios:

Ernest TC dijo...

Muy interesante! Le he enviado el enlace a mi hermano porque creo que le puede interesar.

La verdad es que es curioso cuando salen mensajes de error que parecen escritos con el traductor automático, ahora ya sé por qué es! =b

Jaco dijo...

Como dices, la localización no sólo incluye traducir las cadenas de texto, sino adaptar toda la información gráfica a las reglas locals del usuario. Esto incluye formatos de fecha y hora, símbolos, reglas de abreviación y puntuación, etc.

Las traducciones de software hechas fuera de contexto son horribles. ¿Habéis notado que Quicklook en OS X traduce "Time" como "Hora" al reproducir un archivo de audio?

Dato friki:
entre los informáticos, normalmente hablamos de «localization» (adaptar la interfaz a la norma e idioma locales) e «internationalization» (diseñar el software de manera que sea plurilingüe).

Esta última se abrevia como i18n (i ...18 letras más... n)

Anónimo dijo...

Hola querido,
como ves, te sigo aunque no estás. Me ha encantado tu entrada sobre la Localización, muy ilustrativa.

Desde España con amor.

Ya sabes quién soy.

R.

Rob* dijo...

R!

Que este post lo ha escrito Marta y no yo! Que ahora somos dos escribiendo por aquí!

xxxx

Rob

Mireia dijo...

R, TE QUIERO.