Y no crean que es que tengo nada así jugoso que contarles, eh, porque hoy vengo a presentarles un vídeo de mí, sí, sí, como lo oyen, un vídeo en el que salgo cantando en una actividad de clase de Marta Renau, en mis tiempos de estudiante.
La canción, ya la verán ustedes cuando le den al PLAY, es una traducción hecha por un servidor del original en español al francés.
Y es que la traducción de canciones no es moco de pavo, oigan. Y no lo digo yo, que lo dice Rabadán, entre otras (nota del autor: Rabadán es una mujer, de nombre Rosa, por si acaso, como yo, pensaron en algún momento que era un hombre. Vean a tal respecto la "otra nota del autor", abajo.)
Y dice Rabadán (1991: 156-157) que:
La música moderna es un lenguaje universal y su difusión no se ve impedida por el elemento lingüístico extraño; sólo en determinadas ocasiones, algunas canciones o musicales, debido a su éxito, han sido traducidos para ser cantados por otros cantantes o grupos, o bien para ser cantados por el mismo cantante para abrir nuevos mercados.
Vamos que la música es como muy del sentimiento y que se nos puede poner la piel de punta lo mismo con un tango en español o en japonés.
Y además Rabadán diferencia entre lo que es la traducción de canciones modernas (canciones en general, señores, que miren que hay veces que a los traductólogos les gusta decir cosas raras) y la traducción de musicales y óperas (por la carga teatral que presentan, oigan). Esto es un poco más discutible, porque ¿dónde meto entonces las canciones de cantautores en las que también hay un carga emocional a nivel semático brutal? Piensen en el disco Serrat canta a los poetas, por ejemplo.
En la traducción de canciones para ser cantadas se conjuga el código lingüístico y el musical, con lo que el traductor ha de subordinar la traducción de ese código lingüístico a los compases musicales y crear sintonía entre música y texto. Y de ahí que, puestos a sacrificar uno, pues sacrifiquemos la letra y metamos tijeretazos a la canción para que Hips don´t like se convierta en Será será.
Ahí queda eso, señores. Y que sepan que todo eso lo hicimos en clase con la profesora Renau. Una maravilla, oigan. No saben lo que echo de menos sus clases.
Les animo a que traduzcan sus canciones favoritas, y ya me cuentan lo difícil que es eso de la traducción subordinada.
Y sí, este vídeo ya ha sido enviado a los Mohedano, que nunca se sabe de dónde va a sacarse uno el pan el día de mañana.
Nos vemos.
Nota del Autor (la segunda, qué sin vivir): He intentado subtitular el vídeo, pero como que no he podido. Soy bastante lego en estos temas. Y como diría mi abuela, lo siento pero no puedo llorar. Si a alguien le apetece yo gustosamente les paso las letras y demás.
Otra Nota del Autor: Si pensaba que Rabadán era un hombre no era por otra cosa sino porque al leer citas suyas nunca aparecía el "Rosa", con lo cual mi mente falocéntrica sumisa a esta sociedad falócrata en que vivimos me impulsó a pensar que era un hombre. Y por eso me fustigo lentamente. Me pasó con Nord, con Baker y con mil más, no se vayan a pensar, ni a confundirse.