Señores, esto de re-belle es como la comida china: que no como habitualmente pero el día en que voy al restaurante como como si no hubiera mañana. Pues esto es igual: o no escribo, o hago cinco posts uno detrás del otro.
Hoy vengo a hablarles de la columna vertebral de toda mi vida universitaria, que, aunque pueda parecerles raro, no se sitúa dentro de la universidad sino fuera de ella. Vengo a hablarles de AEGEE.
De hecho les escribo enfermito y todo ya que la semana pasada tuvo lugar la Junta de Comités Ejecutivos del Foro Europeo de Estudiantes (AEGEE) en la coqueta localidad de Riga, y allí que estuve yo presidiendo las sesiones plenarias ante cuatrocientas personas, persona arriba, persona abajo. No se lo he dicho, pero en mis ratos libres soy Vice-Chairman de AEGEE.
Y, al acabar, feliz cual almeja, me dio por pensar el cómo había llegado yo hasta ahí. Y la respuesta es clara: la educación no formal.
Parto en cualquier caso, si es que a alguien le intersea, del concepto de que la educación es un proceso que nunca acaba, algo que se matiza, se desarrolla y se practica a lo largo de toda una vida y que es común a todas las disciplinas.
Existen, pues, tres fuentes de educación claras:
Educación formal, que se podría definir como el aprendizaje ofrecido normalmente por un centro de educación o formación, con carácter estructurado (según objetivos didácticos, duración o soporte) y que concluye con una certificación. El aprendizaje formal es intencional desde la perspectiva del alumno. Ejemplo de ello, mi licenciatura en Traducción e Interpretación.
Educación informal, que sería el aprendizaje que se obtiene en las actividades de la vida cotidiana relacionadas con el trabajo, la familia o el ocio. No está estructurado y normalmente no conduce a una certificación. El aprendizaje informal puede ser intencional pero, en la mayoría de los casos, no lo es (es fortuito o aleatorio), igual que cuando aprendí, en una fiesta letona, que si digo “palies smuka” a la chica de la barra le estoy diciendo “gracias, guapa”. Pues eso.
Educación no formal, que no es otra cosa que el aprendizaje que no es ofrecido por un centro de educación o formación y normalmente no conduce a una certificación. No obstante, tiene carácter estructurado (en objetivos didácticos, duración o soporte). El aprendizaje no formal es intencional desde la perspectiva del alumno, como el trabajo que hace AEGEE.
Desafortunadamente en España la educación no formal no tiene ningún impacto en el futuro laboral de las personas. Hacemos las cosas porque queremos y porque sabemos que no va a haber recompensa ni académica ni profesional. Y es una pena, oigan.
Y sin embargo, en los últimos cinco años con AEGEE, primero en la junta local y ahora a nivel europeo, he hecho un sinfín de actividades que me han enriquecido como persona, sí, pero también como profesional en traducción. Y si no se lo creen, en mi próximo post les hago un desglose de competencias, que no me cuesta nada.
El señor Shigeru Aoyagi, jefe de la Sección de Alfabetización y Educación no Formal de la UNESCO, lo tiene muy claro cuando dice al respecto:
“Pensamos que la educación no formal tiene un potencial enorme en los sistemas de aprendizaje o sistemas educativos del futuro para desarrollar una enseñanza centrada en el discente y hecha a su medida.”
Y qué quieren que les diga, yo estoy de acuerdo con él.
Creo que ya va siendo hora un poquito de reconocer el valor de la educación no formal en el currículum de las personas humanas.
De hecho, en un mar lleno de titulados universitarios, todos en paro, oigan, reivindicar la educación no formal es marcar la diferencia entre la masa y el pequeño número personas más que preparadas que no se ha limitado a aprobar sus asignaturas y vivir la vida: me refiero a la gente que ha decidido dar un paso y comprometerse; ahí está la diferencia.
4 comentarios:
¡Plas, plas, plas! (son aplausos, no leches, que conste).
Yo hubo un tiempo en el que ponía mis actividades en AEGEE en el CV, al menos llama la atención porque la persona que lee el CV no sabe lo que es, y ya haces que destaque entre miles de currículos más e incluso que te hagan una entrevista de trabajo... Aunque te diré que a mí no me sirvió o sí... ya no me acuerdo :-s
Judit
xD por favor
Ais, anónimo número dos. Pero póngame un nombre o algo que si no no puedo contestarle (!!)
Su comentario me he hecho reflexionar, y creo que este post puede malinterpretarse por su título. No estoy diciendo que soy un chico excelente, eh, no se me vaya a confundir, sino que alabo la educación no formal como camino a la excelencia, que es diferente.
En cualquier caso gracias porque jamás hubiera caído en ello de no ser que hubiera leído su post.
Un beso.
Cuanta verdad que subrayas en esta publicación.
EL capital humano reunido que consiguen los evento de educción no formal es enorme y con un potencial excelente. Propiamente dicho, se debería cambiar la denominación de "no-formal" por educación realista y educitiva, que es al fin y al cabo, lo que hace que los trabajadores, sujetados a una denominación profesional, puedan desempeñar mejor su trabajo después de una sumada experiencia.
Cierto es que los españoles criticamos los primeros y con mucho impetu nuestra cultura y nuestra forma de "no-hacer", pero hay cosas, que las personas que utilizamos todas las herramientas a neustro alcance para cambiar esto, notamos que falta en España, que es apoyar a quellas iniciativas, "novedosas", ya consolidadas en medio mundo occidental para poder, lentamente, conseguir mejorar nuestra sociedad.
Bravo por esta entrada una vez más.
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