Hoy les contaré un secreto. Cuando tenía 17 años, e incluso ya bien entrados los 18, que yo soy de enero, nunca tuve muy claro aquello de estudiar traducción. No. Para nada. A mí me gustaba la química, a mí me gustaba la biología. Aunque lo que me gustaba a mí eran mis profesoras de química y biología: Julia Patiño y María Alfonso. Las dos. Las amaba. Me enseñaron tanto que me faltarán blogs enteros para agradecérselo.
Consecuentemente yo iba a ser un hombre de ciencias, aunque no tenía muy claro qué tipo de ciencias, si les soy sincero.
Hoy vengo a hablarles de otro tipo de traducción, la del ADN, porque me apetece rememorar mi época de instituto. Al fin y al cabo es éste un blog de traducción, y de traducción vengo a hablarles. Por favor no crean que este post va a ser exhaustivo ni mucho menos, que mi memoria no da para tanto. Más bien va a ser un pequeño cuentecillo, vaya.
Partiremos de esta frase: “Nosotros somos nuestras proteínas.”
Y es que el ADN, fíjense por dónde, no es más que un recetario de las proteínas de nuestro cuerpo. El gen guarda la información, por ejemplo, del color de nuestros ojos; pero la que parte la pana y la que se come el marrón es la proteína, no se dejen engañar.
Bien, pues las instrucciones de montaje de cada una de nuestras proteínas está escrita en un lenguaje especial formado por desoxiribonucleótidos. Pongamos, pues, que el ADN habla catalán occidental, ea. El problema que se le presenta a la célula es que el señor encargado de hacer proteínas, el señor ribosoma, no entiende ese idioma; con lo que la segunda profesión más antigua del mundo, la nuestra, se pone en funcionamiento hasta a niveles celulares.
La formación de la proteína final se hace en dos fases:
[Representar elementos fonéticos, fonológicos, léxicos o morfológicos de una lengua o dialecto mediante un sistema de escritura] RAE dixit
La cosa es que el señor ribosoma sólo habla francés, y mire usted por dónde la célula no cuenta con intérpretes cualificados que hagan la combinación catalán occidental-francés. Así que lo que se hace es un pequeño relay, como en la interpretación de conferencias, ni más ni menos.
Del idioma de los desoxiribonucleótidos, el del ADN, la información se transcribe a otro dialecto, en este caso el catalán oriental o el idioma del ARN, el de los ribonucleótidos. El nombre de este primer traductor, si les insteresa, es ARN-polimerasa.
Feliz como una almeja, las instrucciones de montaje ya están en catalán oriental y, tachán tachán, la célula sí cuenta con intérpretes cualificados en esa combinación lingüística.
[Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra] RAE dixit
Bien, pues la cadena de ARN, es decir, la transcripción de las instrucciones de montaje de nuestra proteína, llega a manos del señor ribosoma, que, afortunadamente para nosotros, sí trabaja con la combinación lingüística que tenemos entre las manos. Raudo y veloz, nuestro ribosoma se encargará de pasar la información del lenguaje del ARN, el de los ribonucleótidos, o catalán oriental; al lenguaje de las proteínas, el de los aminoácidos o, en nuestro caso, el francés.
Y proteína hecha, vaya. Así de sencillo.
La ARN-polimerasa, como cualquier traductor, también se equivoca, no se vayan a pensar. De hecho comete un pequeño error de transcripción cada 107 palabras (desoxiribonucleótidos) que traduce. Pero no se vaya a preocupar, que la ARN-polimerasa, profesional donde las haya, siempre revisa su trabajo antes de entregárselo al señor ribosoma, faltaría más.
Bien, veamos ejemplos, que eso mola.
Ejemplo de transcipción:
5' TCCCGGTCC 3'
3' AGGGCCUGG 5'
Como ven es el mismo idioma, las mismas letras (casi). Simplemente cambiamos de dialecto.
Ejemplo de traducción:
Les adjunto el diccionario, que esto es más complidado
3' TGAGCCTTA 5'
se convierte en:
AGG =Arginina
GCC = Alanina
UGG= Triptófano
Y poco más que le pueda yo decir, hasta aquí mi incursión en el mundo de la biología celular. Espero que lo hayan disfrutado. Y si he cometido algún error, ruego me perdonen, oigan, que yo estoy hace literalmente cinco años que ni pensaba en esto. Y me ha hecho ilusión.