miércoles, 30 de junio de 2010

Todos con la Roja


Esta noche juega España contra Portugal. Que conste que yo apoyo a la Roja, eh, que luego dicen que si soy pancatalanista o panquemao o pandillero, o pantástico directamente. Y se equivocan, oigan.

Pero bueno, la cosa es que estoy en Benidorm, solito en la habitación de mi hotel, viendo el partido mientras me preparo para trabajar mañana por la mañana en el TSJCV. Y me acabo de dar cuenta de que uno de los malos se ha caído al suelo y un médico ha entrado en el campo.

Y pienso, ¿qué pasa cuando el árbitro pita algo injusto? En las ligas nacionales los jugadores pueden gritarle o por lo menos dialogar con él, pero ¿y hoy? ¿No tendría que haber intérpretes ad hoc que entraran al campo en esos momentos para representar a los jugadores? ¿Acaso nadie va a pensar en nuestros jugadores?

Estos días he vivido una discusión importante sobre ese mismo tema y sobre cómo el esperanto acabaría con estos problemas de comunicación. Menuda utopía, señores. Seré breve y les diré por qué el esperanto es mierder:

1) Porque dado el contexto maravilloso en que el mundo entero olvidara sus lenguas para abrazar el esperanto, al cabo de equis años el esperanto se fragmentaría cual latín de toda la vida. Cada lugar necesita designar realidades diferentes de formas diferentes. E igual que en español la nieve es “nieve” y en otros lugares tienen hasta nueve palabras para designar tal cosa (influidos por el clima, en este caso) lo mismo el esperanto tendría que deformarse a la fuerza para aceptar cuestiones puntuales. Y eso haría que, siguiendo con el paso del tiempo, el esperanto se fragmentara en lenguas diferentes.

2)Y no es por ser mala gente, pero es que el esperanto no tiene cultura alguna detrás ni nada. Que es un ser vacío, estéril, sin oficio ni beneficio. Como un dildo, señores, eficiente en la práctica pero vacío de sentimientos.

Y hablando de estas cosas (de fútbol, claro) un colega mío, Luigi, está en Sudáfrica con la Selección trabajando de intérprete. Ustedes, que me conocen ya como si me hubieran parido, pensarán: “Debe de estar con la envidia de su vida”. Y se equivocan, oigan: porque sí y porque no.

No les voy a engañar y decirles que hubiera rechazado ese trabajo. Ni pensarlo. De hecho hubiera pagado por que me llegaran. Pero Luigi es un tío guay, para los que no le conozcan, y yo sé que lo está aprovechando mucho más de lo que lo hubiera hecho yo.

Entra Fernando Llorente y el locutor está “insultante de alegría”.

Oigo a los locutores y me entran arcadas. Además de intérpretes en el partido debería haber clases de gramática básica para comentaristas futbolísticos, se lo digo yo.

Me llama Marta, y ahora el que está insultante de alegría soy yo.

Gol de Villa (a la tercera va la vencida). Estamos a diecisiete del final. Viva.


1 comentario:

Mireia dijo...

Reflexiones:

1. ME ENCANTA LA FOTO xDDD
2. Todos hablan en inglés más o menos, y de todas formas en el España - Paraguay, el árbitro era mejicano.
3. Estoy contigo con lo del esperanto.
4. Fernando Llorente será el padre de mis hijos (Xabi Alonso perdió el puesto cuando fichó por el Madrid).
5. Los comentaristas de Telecinco, por no hablar de los de Cuatro, merecen la muerte, o cadena perpetua por asesinato (del idioma).
6. Villa está bueno también, pero Llorente más.