sábado, 16 de enero de 2010

La vida secreta de las palabras

No hay nada que pueda medir el poder que oculta una palabra. Podremos contar sus letras, lo que ocupa en un papel, los fonemas articulados con cada sílaba, su ritmo... Y sin embargo, el trasfondo verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más recónditos del ser humano.

Si hay algo que discutimos en clase de traducción es el hecho de si cualquier persona puede traducir. Hemos tocado en parte la traducción natural (por cierto, no olvido que les debo una continuación de las ideas de Schlesinger), hemos hablado de Hurtado y las competencias de un traductor, y ahora hablaremos de la propia vida de las palabras.

Las palabras tienen una historia, una etimología, pero también una vida propia. Las palabras evocan significados ocultos que incluso cuando las pronunciamos no somos conscientes de su existencia. Pero allí están.

Me comentaba mi amiga Silvia, intérprete profesional, que haciendo su master no podía competir con las bilingües alemanas que podían prever el verbo al final de las frases y de ese modo adelantarse al mismo ponente. Lo mismo pasa con los niños, que conocen la lógica de su lenguaje, asumen concordancias y conjugaciones y se aventuran en frases del todo lógicas como “no cabo” o “se me ha rompido”.

Igualmente los niños interiorizan los significados de las palabras y, al mismo tiempo, afianzan matices de toda su historia y de todas las personas que las han usado. Las palabras evocan, y cualquier definción de diccionario se queda siempre corta porque no puede captar todo lo que esa palabra lleva detrás y que nosotros, como hablantes nativos, tenemos más que interiorizadas en alguna parte de nuestro subconsciente.

¿Podríamos decir entonces que no hay sinónimos? Miremos madre y mamá; no es lo mismo. Miremos empezar y comenzar, y démonos cuenta de que nunca diríamos “Niño, no comiences...” sino “Niño, no empieces...” ¿Por qué? Porque sí, y punto. No hay más. (viva la psicolingüística).

Dejen comentarios y rebatan, que para eso les pago.

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