Hola. Ya os he comentado que las jornadas de este año de la universidad Jaume I me han motivado mogollón. Bien, pues ahora, después de las mismas, voy a reflexionar sobre uno de los puntos centrales que ha abordado la conferencia: la traducción natural.
¿Qué es la traducción natural? ¿Y tú me lo preguntas? La traducción natural es, sin ir más lejos, el fenómenos que se da en una persona que es capaz de traducir entre dos lenguas sin haber recibido formación alguna al respecto.
¿Dónde observamos esto? Pues a día de hoy en todas partes del mundo. Sea por influencia de movimientos migratorios, del turismo, o de la coexistencia de más de una lengua autóctona en un mismo territorio, vemos claramente que el bilingüismo, y que el hecho de que una persona conozca más de una lengua, es la regla y no la excepción. Partiendo de esta base se justifica el estudio de la traducción natural como instrumento de mediación lingüística y cultural en cualquier lugar del mundo.
De hecho me atrevería a decir que el estudio de la traducción natural debería ser abordado por los expertos en Traductología mucho antes que la tradución literaria o cualquier otro tipo de traducción por ser ésta innata en el ser humano,
pura a efectos cognitivos.
Ahora bien, como Pöchhacker afirmaba, existen tres acercamientos hacia la traducción natural:
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el abiertamente positivo (el bilingüe es capaz de aplicar desde los 6/7 años una habilidad innata de transferencia lingüística basada, en un primer momento, en la sinonimia y la paráfrasis y que puede dar de él un traductor/intérprete profesional)
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el completamente negativo (un bilingüe nunca puede llegar al grado del traductor porque éste último tiene un bagaje y unos conocimientos básicos sobre la profesión que un bilingüe nunca tendrá -recordemos las competencias propuestas por el grupo PACTE en general, y las competencias de transferencia y profesional en particular)
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el que sonríe pero es escéptico, como me pasa a mí.
Personalmente la traducción natural me produce simpatía, y es un hecho real que nadie puede poner en duda. Los estudios con niños sobre el fenómeno de la traducción natural me parecen fascinantes (los estudios de Claudia Angelelli que se presentaron en las jornadas, por ejemplo). Ahora bien, creo que la profesión del traductor o intérprete no se basa únicamente en la capacidad de dominar dos o más lenguas. Quiero creer que se necesita de una sensibilidad especial, una habilidad de transferencia que hace que nuestra profesión tenga un sentido en sí misma; toda una serie de conocimientos y habilidades relacionados con el ejercicio de la traducción profesional, como el mercado laboral y comportamiento del traductor profesional, el uso de fuentes de documentación de todo tipo... que sean necesarios para que la traducción llegue a buen puerto. Vamos, digo yo.
Pero claro, por otra parte sí creo que una persona d0tada de esa competencia bilingüe expuesta de forma continuada a un contexto de interpretación o de traducción, por ejemplo, sí pueda llegar a tener el mismo nivel de profesionalidad que cualquier intérprete o traductor con formación. Y esto podemos verlo, por ejemplo, en las traducciones de software libre o en los fansubs, entre otros. (no hablo de maestría, sino de profesionalidad, que hay muchos traductores profesionales poniendo diciembre con mayúscula)
No sé, estoy confundido. ¿Sugerencias?