ALERTA SPOILER: Este post es serio. No busquen en él dobles sentidos o comentarios frívolos porque no los encontrarán. Esto no es una broma.
Hola a todos
Una lectora que muchos de ustedes conocen me pide que les hable un poco del origen del nombre de mi blog; y yo, que ya saben que en cuanto me piden ayuda acudo raudo a la batalla, no le voy a dejar sin explicarles aquello de Re-belle et infidèle.
Re-belle et infidèle/The Body Bilingual: Translation as a Re-writing in the Femenine es el nombre de un libro. Punto número uno. Un libro que trata, como ustedes mismos habrán podido observar, sobre el intervencionismo de carácter feminista en el mundo de la traducción.
Si les soy sincero les diré que no recuerdo por qué elegí ese nombre para mi blog y no le llamé, digamos, Blog de un traductor wannabe. No sé. La cosa es que ése es el nombre que tiene y, como Juana de Arco con los cañones, tiro para alante y punto.
La cosa es que el libro parte con el siguiente concepto de la traducción:
La traduction au fémenin se présente comme una activité politique visant à faire apparaître et vivre les femmes dans la langue et dans le monde.
Se trata pues de la reivindicación social de revuelta contra la desigualdad entre los sexos que pone a la mujer en segunda categoría, partiendo de la base de que la lengua refleja y perpetúa esas desigualdades sociales. En ese contexto tendría cabida un “sexolecto femenino” como ámbito de intercambio comunicativo presente, entre otros, en la actividad translatoria.
El libro se estructura entorno a tres grandes bloques que les detallo a continuación.
Lucha contra la norma patriarcal.
Y es que la norma del masculino como neutro no es el resultado del azar sino un reflejo de la inferioridad socio-económica impuesta por hombres a mujeres hasta llegar al al punto en que éstas lo contemplan como algo normal y propio.
Según este planteamiento la violencia contra las mujeres empieza por el mismo género gramatical que oculta a las mujeres a través del lenguaje.
Para desencorsetar el lenguaje sometido al yugo del machismo imperante se proponen dos vertientes de actuación diferentes. A saber:
Lucha contra la depreciación verbal.
La primera tiene que ver con la expresión en nuestras propias lenguas, la llamada feminización textual:
Feminisation includes strategies such as avoiding pejorative words designating women, encoding new meanings in existing words and coining new ones.
Así, por ejemplo, nuevas realidades sociales conllevarían el acuñamiento de neologismos que tarde o temprano quedarían naturalizados en la lengua. Esto con el español no pasa tanto, pero piensen en la lengua francesa y cómo una directora queda relagada a Madame la directeur, y una profesora a Madame la professeur.
Estrategias de traducción activistas.
El lío viene cuando hablamos de traducción, porque hasta este momento todo lo propuesto se deriva de la elección personal de cada uno. En traducción, al verter en otro idiomas palabras ajenas, las reglas del juego se complican.
La cosa pasaría por explicitar el pensamiento feminista en cualquier obra traducida mediante notas, prefacios o cualquier otro método. Con o sin consentimiento del autor. La cosa no es moco de pavo, señores, porque al actuar así el concepto teórico y milenario de la fidelidad en traducción quedaría relegado, según palabras de la autora, al museo de la reflexión traductológica.
Como ven el tema es complicado. Mis reflexiones las verán en el siguiente post. Pasen una buena semana.
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