Miren ustedes, a mí María Dolores de Cospedal no me cae del todo bien, para qué les voy a engañar, y eso que tiene muchas de las cualidades que yo admiro en terceros: a saber, es rubia pero de esas rubias que tienen estudios y no hacen del color de su pelo su bandera y su razón de ser, concentra dosis de poder considerables y utiliza la palabra “esperpento” en su vida política del día a día. Vamos, (casi) todo a lo que yo aspiro a ser.
Hace escasos unos días calificaba de esperpento la imagen que les muestro al principio de mi post. Como ven, el president Montilla se dirige al Senado en catalán y su compañero de partido, el señor vicepresidente tercero de la nación, necesita de un pinganillo para poder entenderlo.
Yo qué quieren que les diga, pero no acabo de verlo. Me parece genial que todas las lenguas oficiales del estado estén protegidas y potenciadas al máximo por nuestros representantes (y si no se lo creen les invito a leer mi post sobre el Manifiesto por una lengua común). De hecho creo que las lenguas minorizadas necesitan de un aparato del Estado fuerte que garantice la supervivencia de esas lenguas. Y me parece genial que en tanto que catalanohablante pueda dirigirme a la administración central en mi lengua, y que se apañen ellos para traducirme.
Pero claro, en el momento de crisis en que nos encontramos poner a un grupillo de intérpretes en el Senado me sugiere lo siguiente:
1) Que no estamos para tirar cohetes en el Economía, oigan, y que esos sueldos hay que pagarlos.
2) Que el tempus, fugit, y las barreras en la comunicación de nuestros senadores son más un problema que una solución. (Ya me dirán ustedes lo poco que hacen teniendo una única lengua vehicular, como para ahora escuchar a cada senador en la lengua española que más le guste...)
Ahora que lo pienso soy un poco comprométomeentodo, como Pilar Rahola: igual me exalto con los derechos de la izquierda caviar por hablar en catalán ante un juez como les argumento lo contrario. También es un poco que he estoy viviendo mi primera crisis de fe bloguil, y estoy un poco por la labor de dejar de escribirles y dar un paso (¿adelante?).
Lo sé. No me lloren. Pero este día tenía que llegar.
Si no nos vemos, o nos leemos, que pasen un feliz verano. Les dejo con la imagen en cuestión:
Hace escasos unos días calificaba de esperpento la imagen que les muestro al principio de mi post. Como ven, el president Montilla se dirige al Senado en catalán y su compañero de partido, el señor vicepresidente tercero de la nación, necesita de un pinganillo para poder entenderlo.
Yo qué quieren que les diga, pero no acabo de verlo. Me parece genial que todas las lenguas oficiales del estado estén protegidas y potenciadas al máximo por nuestros representantes (y si no se lo creen les invito a leer mi post sobre el Manifiesto por una lengua común). De hecho creo que las lenguas minorizadas necesitan de un aparato del Estado fuerte que garantice la supervivencia de esas lenguas. Y me parece genial que en tanto que catalanohablante pueda dirigirme a la administración central en mi lengua, y que se apañen ellos para traducirme.
Pero claro, en el momento de crisis en que nos encontramos poner a un grupillo de intérpretes en el Senado me sugiere lo siguiente:
1) Que no estamos para tirar cohetes en el Economía, oigan, y que esos sueldos hay que pagarlos.
2) Que el tempus, fugit, y las barreras en la comunicación de nuestros senadores son más un problema que una solución. (Ya me dirán ustedes lo poco que hacen teniendo una única lengua vehicular, como para ahora escuchar a cada senador en la lengua española que más le guste...)
Ahora que lo pienso soy un poco comprométomeentodo, como Pilar Rahola: igual me exalto con los derechos de la izquierda caviar por hablar en catalán ante un juez como les argumento lo contrario. También es un poco que he estoy viviendo mi primera crisis de fe bloguil, y estoy un poco por la labor de dejar de escribirles y dar un paso (¿adelante?).
Lo sé. No me lloren. Pero este día tenía que llegar.
Si no nos vemos, o nos leemos, que pasen un feliz verano. Les dejo con la imagen en cuestión:
1 comentario:
Cospedal es una fascista. Punto.
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