Fíjense ustedes que estaba yo mirando páginas web de forma aleatoria y de repente me encuentro con la mismísima Ulrike Oster por el mar de la información virtual. Para los que no la conozcan les diré que Oster, además de intérprete, es docente de mi uji querida. Si les soy sincero les diré que a mí Oster no me ha dado nada en mis cuatro años de carrera. Nada. Principalmente porque mi lengua C no es la suya, vaya. Pero aún así Oster es una mujer de las que las ves por el pasillo y dices: Mira, Ulrike Oster. Y punto. Porque sabes que esa mujer da clases como Dios, debe de ser, porque sus alumnos todos hablan lengua alemana al acabar el primer curso mientras que los de lengua francesa en fin... que ya les cuento eso otro dia...
Pues la cosa es que encuentro a Oster hablando de los números y la interpretación, y yo pienso, ¡vaya! Y aquí se lo traigo, calentito, que estamos en verano.
Como sé que ustedes no son muy de la lectura, les voy a hacer un pequeño resumen y luego si eso ya lo leen.
Ustedes saben que al interpretar los números nos causan dolores varios porque se nos pierden en la mente. Y esto, si lo piensan, es un poco raro, porque los números no necesitan de ninguna transcodificación, sino que a priori bastaría con descodificar la información en LO, pasarla a un símbolo y de ahí a la LM. Claro y directo. Cinco – 5 – Fünf
Pero claro, los números no tienen contenido semántico, no pueden asociarse con nada, y por esa razón recordarlos es más que complicado.
Seleskovitch distingue entonces entre memoria verbal (que funciona durante unos segundos y que retiene la forma de la palabra) y memoria de sentido. Y claro, como los números no tienen sentido propiamente dicho se nos pierden en la memoria; porque la memoria verbal no puede retenerlos tanto tiempo como nos gustaría.
Y luego claro, como Oster es alemana, pues nos comenta que con el alemán, en el que los números se leen al revés, pues el follón aún es más grande, porque la dificultad de comprensión aún es mayor. Pero eso no nos (me) afecta. Si éste es su caso, lea el artículo completo, oiga.
Consejos que nos da Oster para hacer bien las cosas con los números:
1) Prestar atención. Gracias.
2) Redondear, esto es, un 51% de los electores es más de la mitad ¿no? Pues eso. La construcción “alrededor de” es tu amiga.
3) Con las fechas, si estamos hablando de este siglo (en verdad yo diría del siglo pasado), pues si nos ahorramos las dos primeras cifras ahorramos un montón de tiempo (1984 → '84)
4) Si el orador se equivoca, y se equivocará, y nos damos cuenta, pues si lo corregimos quedamos como Dior.
5) Si hay un aluvión de números, mejor escribirlos en columna que visualmente es más fácil de ver.
6) Y que tu compañero de cabina te los apunte, leñe, que para eso el que interpretas eres tú.
En verdad se nota que Oster trabaja en lo que le gusta. Y si no lean el artículo entero y me cuentan: qué orden, qué estructurado todo. Una maravilla.
En la tercera parte Oster habla del funcionamiento del cerebro. Esto ya se lo leen por su cuenta.
La bibliografía está en alemán. Una lástima. Personalmente me gusta el título Denken, Lernen, Vergessen. ¿Que si sé lo que significa? Pues no, pero me gusta como suena.
10 puntos extra de carisma para Ulrike. Viva encontrarse con artículos al azar escritos por gente que conoces (y admiras en el desconocimiento).
Pues la cosa es que encuentro a Oster hablando de los números y la interpretación, y yo pienso, ¡vaya! Y aquí se lo traigo, calentito, que estamos en verano.
Como sé que ustedes no son muy de la lectura, les voy a hacer un pequeño resumen y luego si eso ya lo leen.
Ustedes saben que al interpretar los números nos causan dolores varios porque se nos pierden en la mente. Y esto, si lo piensan, es un poco raro, porque los números no necesitan de ninguna transcodificación, sino que a priori bastaría con descodificar la información en LO, pasarla a un símbolo y de ahí a la LM. Claro y directo. Cinco – 5 – Fünf
Pero claro, los números no tienen contenido semántico, no pueden asociarse con nada, y por esa razón recordarlos es más que complicado.
Seleskovitch distingue entonces entre memoria verbal (que funciona durante unos segundos y que retiene la forma de la palabra) y memoria de sentido. Y claro, como los números no tienen sentido propiamente dicho se nos pierden en la memoria; porque la memoria verbal no puede retenerlos tanto tiempo como nos gustaría.
Y luego claro, como Oster es alemana, pues nos comenta que con el alemán, en el que los números se leen al revés, pues el follón aún es más grande, porque la dificultad de comprensión aún es mayor. Pero eso no nos (me) afecta. Si éste es su caso, lea el artículo completo, oiga.
Consejos que nos da Oster para hacer bien las cosas con los números:
1) Prestar atención. Gracias.
2) Redondear, esto es, un 51% de los electores es más de la mitad ¿no? Pues eso. La construcción “alrededor de” es tu amiga.
3) Con las fechas, si estamos hablando de este siglo (en verdad yo diría del siglo pasado), pues si nos ahorramos las dos primeras cifras ahorramos un montón de tiempo (1984 → '84)
4) Si el orador se equivoca, y se equivocará, y nos damos cuenta, pues si lo corregimos quedamos como Dior.
5) Si hay un aluvión de números, mejor escribirlos en columna que visualmente es más fácil de ver.
6) Y que tu compañero de cabina te los apunte, leñe, que para eso el que interpretas eres tú.
En verdad se nota que Oster trabaja en lo que le gusta. Y si no lean el artículo entero y me cuentan: qué orden, qué estructurado todo. Una maravilla.
En la tercera parte Oster habla del funcionamiento del cerebro. Esto ya se lo leen por su cuenta.
La bibliografía está en alemán. Una lástima. Personalmente me gusta el título Denken, Lernen, Vergessen. ¿Que si sé lo que significa? Pues no, pero me gusta como suena.
10 puntos extra de carisma para Ulrike. Viva encontrarse con artículos al azar escritos por gente que conoces (y admiras en el desconocimiento).
5 comentarios:
Roberten.
Muy osado lo de publicar tu blog en el Facebook by the way, te admiro. A mí me daría vergüensa.
Mujer, el articulo de la Frikipedia no lo he escrito yo... y merece la pena que sea para todos. Es la primera vez que publico en FB un post.
No, si lo digo porque a mí me daría vergüenza que alguien viese que tengo un blog, no por nada más.
Input que considero necesario: Mire, tu blog y todas tus redes sociales a través de las que te expresas al mundo a través de Internet aparecen en tu facebook bajo tu foto y tu hometown.
De vergüenza nada, oye.
Rob, no seas modesto que seguro que sabes que "Denken, Lernen, Vergessen" significa "Pensar, aprender, olvidar" y sí, suena muy bonito
(btw, es el primer comentario que te hago, pero tu blog lo sigo sieeempreee!!!)
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