La verdad es que nunca había oído hablar de esta intérprete hasta hace un par de días.
Doña Marina, La Malinche, nació entre la alta sociedad mejicana del siglo XVI. Por unas o por otras, Doña Marina acabó como esclava de los mayas, con lo que desde bien joven aprendió dos lenguas que luego le serían vitales: el maya y el náhuatl, su lenga materna.
La serie de infortunios en la vida de la muchacha no acabó allí, y es que La Malinche fue posteriormente regalada a los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, con lo que pronto aprendió el español también.
Con ese bagaje su importancia en la Conqusita no se hizo esperar: Hernán Cortés la convirtió en su intérprete entre españoles e indígenas.
Más allá de sus servicios como intérprete, doña Marina asesoró a los españoles sobre las costumbres sociales y militares de los nativos, cumpliendo más de una tarea de ésas que hoy responderían a "inteligencia" y "diplomacia".
No en vano fue el mismo Hernán Cortés el que dijo: "Después de Dios, le debemos la conquista de la Nueva España a Doña Marina".